@plumaiquiqueña

Finaliza el verano en la ciudad puerto y los barrios emblemáticos como El Morro, El Colorado, Matadero, Cavancha y pasaje Esfuerzo despiden los carnavales, así mismo sucede en las caletas aledañas como San Marcos, Chanavayita, Palo Buque y playa Folker ¡Triste está mi corazón!
La cacharpaya es un final de fiesta bonito, con danza y devoción. Cada fulgor emula las voces y cantos de mujeres; niños; hombres y viejos. Sin embargo, esta ceremonia tiene un origen que radica en la celebración aymara llamada Anata.
Anata, que en aymara significa juego, es de tradición andina (1612). En las comunidades andinas, aymaras y quechuas, la festividad de la anata es la celebración por la convivencia en armonía con la Pachamama o Madre Tierra que muestra su máxima expresión de revestimiento, productividad e interculturalidad. Es un tiempo de renovación, regocijo, juego ritual entre las familias y la naturaleza.
Los hombres, mujeres, ancianos y niños, celebran el nacimiento del mundo en la figura simbólica de la ch’alla de la papa. En el modo de ser andino las familias aymaras Ch’allan (agradecimiento) a la Pachamama por los primeros frutos de la siembra. Y este agradecimiento se extiende a todo el conjunto de la naturaleza, animales, casa, bienes, etc.
La celebración de la Anata se hace generalmente en el mes de febrero, marzo, de fecha movible, pero se realiza en el tiempo de lluvias, cuando las plantas están en pleno florecimiento.
Este año 2022 sería en fecha 02 de marzo, miércoles de cenizas, se cuentan 40 días antes de semana santa, el lunes 28 de febrero, se comienza la chaya. Fiesta de carnavales, para seguir martes 01 de marzo, día de los picados, y vendría miércoles cenizas, para esperar domingo 06 de marzo, entierro del Rey Momo.
Cabe señalar que, por décadas, Iquique respiraba a Carnavales. Todos los años, en la Avenida Balmaceda gruesas columnas de caminantes iban y venían enchallándose con abundante profusión de papelillos picados. Las serpentinas culebreaban los espacios. Los gritos de ¡chayáaaa! se multiplicaban por doquier, la juventud se entregaba a los ritmos danzantes en los albos lunares de conchuela en el «Parque del Salitre».
Las playas acusaban la afluencia de gran gentío. Las carpas como manchitas blancas bordeaban la inmensidad del mar. Los asados, las presas de aves, los lechoncitos y las empanadas, estaban a la orden del día. Los instrumentos de viento poseían un sitio de honor, los trotes sacados de las entrañas de nuestra mama pacha con sus pañuelos alegres marcaban el paso juguetón de parejas improvisadas entre un paisaje de tierra, arena, mar y el indómito Tata Inti. La ciudad sacaba la tina de agua, para jugar, las casas quedaban baldeadas completas de agua. Esperando el día sábado, para realizar la fiesta de carnaval, con poncherita, para el próximo día, participar en el entierro del rey Momo.
¡Hoy! En playa Folker se escuchan los gritos de la multitud, todos bailan como juglares, ovacionan la caída de este rey, al compás de bronce y lakitas, se acompaña a la viuda por el rededor; hasta llegar al mar, quemándolo y expulsándolo. Mientras la algarabía juega a la chaya con agua y harina. Morirán todas las penas, las enfermedades, las falsas ilusiones, los enojos, las culpas, el sarcasmo, las injusticias y las traiciones.
Cacharpaya, despedida, porque llegaste tan pronto, quisiera detener el tiempo y seguir jugando a la chaya con mis amigos, mi hermano y mi tío Chumingo.
Madre tierra no dejes que se vayan, quédense conmigo… ¡ya se van los carnavales!, triste y sólo mi corazón, ya se van por las laderas…corazón alegre.
QUE SEA EN BUENA HORA JALLALLA!!