NELSON MONDACA I.

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No nos duró mucho la alegría. Estuvimos bajo cuarentena desde marzo hasta comienzos del mes octubre del año pasado. La pandemia nos coloca en el peor de los escenarios. Las autoridades sanitarias con asiento en Santiago manejan los tiempos de las medidas a aplicar a lo largo del país. Antes que todo debemos reconocer que el coronavirus con certeza es un virus letal y su nivel de contagio no mira condiciones sociales, ni edades.
Nadie puede discutir que a mayor nivel de contagio simultáneamente aumenta el número de fallecidos. De esta forma tomamos conocimiento que los diversos gobiernos del mundo aplican severas medidas para neutralizar su propagación en sus propios países. Para tal efecto, la primera recomendación es quedarse en casa. No es fácil, ya que la mayoría de la gente debe cumplir funciones laborales. Evitar por todos los medios las aglomeraciones y de agruparse a corta distancia. Se recomienda siempre el uso de mascarillas, el distanciamiento personal y el frecuente lavado de manos. La marcha del virus toma mayor vuelo en los lugares donde se descuidan estas simples y sabias medidas.
¿Cuál es la bronca con las autoridades de salud y de gobierno que decretaron la segunda cuarentena en Iquique y Alto Hospicio? Si se tratara de un ordenamiento legal que solo tuviera que ver con impedir la movilidad de las personas, creo que nadie estaría disconforme. Sin embargo, se trata de medidas que impiden, la libertad de trabajo y de comercio. A mi juicio, aquí está lo más grave del problema de la cuarentena. No pueden funcionar: restaurantes, tampoco las cafeterías, los bares y el comercio mal denominado “no esencial”. Asimismo, fiestas y actos masivos, actividades artísticas y deportivas.
Estas resoluciones de cuarentena debieran descentralizarse e intervenir las autoridades locales. Todo es cuestión de organización administrativa regional y en estas personas debiera descansar esta responsabilidad. Depender de autoridades de Santiago, donde están los mayores números de contagios y de muertes de la pandemia, puede voluntariamente terminar sencillamente una fuerte discriminación que atenta en contra de la misma Constitución, Artículo 3° “La administración del Estado será funcional y territorialmente descentralizada en su caso de conforme a la ley” “Los órganos del Estado promoverán el fortalecimiento de la regionalización del país y el desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas del territorio nacional”.
Otro argumento fundamental que se ignora. En las políticas del “Paso a ´Paso” cuando se sube de nivel, no se avanza del paso 1 al paso 3 de un solo golpe. Es obvio, se aplica la lógica y la técnica básica de “peldaño a peldaño”. Entonces, cuando se retrocede, este mismo razonamiento, debería ser aplicado por las autoridades mencionadas. Hace mucho, pero mucho tiempo, aprendí en mis avatares por la vida que los cielos no se alcanzan de un solo salto. A veces, los daños pueden ser más severos de lo que las apariencias o datos dicen, especialmente, cuando se trata de buscar soluciones sociales sin considerar la vigencia de la democracia.
Según las informaciones divulgadas la semana pasada, los contagios daban cuenta del 24% de crecimiento del gran Santiago y que 23 comunas de RM avanzaban a la etapa 3. Siendo justos, también otras comunas retrocedieron a fase 2.
Paralelamente, a Iquique y Alto Hospicio, de la región de Tarapacá, la confinaron, de la fase 3 a la 1. Un par de consideraciones estadísticas. Los casos confirmados con coronavirus que fallecieron en el país fueron del orden de 16.724, de ellos, nuestra Región llegó a 289 (D.L.E., 03.12.21). De los contagios el país registraba 625.400, nuestra registraba región sólo 683 casos activos. (D.L.E., 02.01.21). Estas cifras son para tener mayor claridad del manejo del “plan paso a paso”. Con toda franqueza, bajo estos datos estadísticos, no es nada de fácil aceptar las nuevas medidas tomadas por las autoridades del poder central.
Entender que partimos el año con una nueva cuarentena, saliendo del oscuro centralismo, en la luz de las buenas intenciones y que siempre existe un fino hilo conductor, que esta acción se origina por razones de salud pública. Nos guste o no, se toman estas decisiones por el bien de las mismas comunas. Por ejemplo, las 40 camas UCI, con que cuenta el Hospital estaban al 100% ocupadas al 05.01.21, en su mayoría por pacientes de Covid-19. Esta precariedad hospitalaria tiene una larga historia digna de otros estudios y que nos aleja de los propósitos de la presente columna.
Sabemos que nuestra ciudad recibe cientos de inmigrantes; el comercio informal y las ferias itinerantes, se resisten a morir por el Covid-19. Para la pequeña empresa del turismo, el hotelería, los hostales, la actividad comercial en general y de los servicios, que asumieron costos extraordinarios como una manera de ajustarse a las condiciones sanitarias exigidas por las autoridades y no infringir el Artículo 318 del Código de Salud, que avanzaron de la fase 2 a la 3, ven malogrados sus ingentes sacrificios. Lamentablemente tienen que asumir el cierre de sus actividades y gravemente afectados por causa de la cuarentena del 2020. Hoy están dispuestos a salir a la calle, movilizarse por sus derechos de sobrevivencia.
En este contexto, la vacuna contra el coronavirus hace su aparición en Chile. Creo que nos llevará un tiempo considerable: verano, invierno y primavera, (ojalá esté equivocado) del presente año para que toda la población se haya inoculado contra esta enfermedad. La situación de contagios sigue aumentando día a día, el mortal virus en vez de ir a la baja, por el contrario, está en alza. Estamos en la segunda ola. De este modo, comienzan las mayores dificultades, los ventiladores mecánicos se hacen pocos, el personal médico se hace insuficiente y los hospitales se colapsan. Hay que frenar el avance del virus.
Aquí no sobra nadie y todos nos necesitamos. Probablemente, obligados por la necesidad de trabajar, tenemos que correr riesgos, pero jamás poner en peligro nuestras vidas abandonando las medidas de autocuidado…