NELSON MONDACA I.

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Chile está viviendo horas cruciales. Desde el estallido social en octubre del 2019, pasando por más de un año de la pandemia del Covid-19, la crisis económica, política y social, ponen de relieve que cada día que pasa se vuelve más oscuro, dejando más dolor y sufrimiento indecible.
Nuestro proyecto de país se vino al suelo. Los principales pilares institucionales fueron carcomidos por la corrupción. Asimismo, la clase política más que al servicio del bien común se puso al servicio del mercado. Grandes empresas se coludieron para abusar por años en contra de los consumidores. Los profesionales más destacados del área económica, como si fueran “sabios” se dedicaron por cerca de treinta años, a potenciar el crecimiento; terminaron por destruir el Estado de Bienestar.
Con la recuperación de la democracia había una sola franja de tierra que coreaba el himno “La alegría ya viene”. Los Gobiernos de la Concertación cambiaron la historia del ayer horroroso de la dictadura. Nacía un país más prospero, humano y justo. Curiosamente el mismo año que caía el Muro de Berlín (10/11/1989), en nuestro país, también agonizaba y se despedía del poder la fascista Dictadura de Pinochet, derrotada en las urnas con un lápiz y un papel (05/10/1988).
Por ningún motivo, a mi juicio, deberíamos subestimar lo que hicieron los Gobiernos post dictadura. Fue un proceso denominado como de Transición. Debo añadir. Es cierto, administraron un modelo político constitucional y económico ultraliberal. Los políticos de la izquierda y la centro izquierda compraron este modelo. Los movimientos sindicales todavía estaban atomizados por la Ley 18.620 del Código del Trabajo.
La modernidad, la era de la computación comenzaba a escribir su historia, la globalización y el libre comercio internacional, entraban a una etapa de transformación de las realidades. Estos pilares de la economía se cimentaron con el paso del tiempo; la primera década del presente siglo XXl. A la vez, en esta perspectiva histórica, se comenzaron a desarrollar aisladamente justas demandas sociales: por una educación de calidad y gratuita, por pensiones dignas y acceso a la salud garantizada a toda la población, en fin, se fueron sumando a la visión de construir un nuevo futuro para todos los chilenos. Los ricos eran más ricos y los pobres más pobres. Los contrastes de las brechas sociales comenzaban a profundizarse.
Objetivamente, Chile es un país con muchas riquezas. No es un país pobre como nos hacen creer y no faltan quienes hacen oídos a esta gran mentira. No, no por favor. Lo que pasa es que la riqueza se distribuye muy mal en Chile. Los políticos en general, sea de sean, poco o nada hacen al respecto. Claro, tengo que decir, hay excepciones a esta regla. Son aquellos que tienen ética y que fueron educados con valores morales acerca de la democracia. No como una oportunidad para hacerse millonarios, sino como una vocación de servir a los demás y al pueblo.

Lo que ha ocurrido esta semana en el Parlamento y las decisiones del Jefe de Estado, no me parece algo extraño. Por lo tanto, abro las páginas, aquellas del Congreso que se escriben con la mejor pluma de hombre y mujeres que lucharon por el bien y no por el mal.
Al pie de la letra. “Hace algún tiempo ya, en otro país, un hombre fue recibido por su pueblo como pocas veces en nuestra América y llevado a la Primera Magistratura de su patria en virtud de principios y de un programa que encarnaban lo popular y lo nacional, las aspiraciones y los ideales de esa hora. Él se comprometió en compromiso solemne a realizar, con la ayuda de los partidos que conquistaron para él el poder, un vasto programa de bienestar colectivo, de desarrollo económico, de justicia y de progreso.
El Mandatario se transformó en el poder. Fue cediendo ante la presión de los enemigos del pueblo, fue cediendo ante la amenaza y el chantaje imperialista, fue convirtiendo a sus amigos en favoritos serviles y solicitó y obtuvo, inventando el peligro comunista, a que recurren siempre los demócratas inconsecuentes, facultades para perseguir y destrozar las ideologías que en su movimiento histórico lo llevaron al poder. Fue amado como pocos Mandatarios antes de él y despreciado, cuando traicionó a su pueblo como ninguno…” “Los mismos que el llamo al poder para apoyar por la fuerza su megalomanía, lo han desalojado de él, cuando su presencia era un obstáculo, por su impopularidad, para aquellos mismos a quienes él llevara al poder para fortalecerse…”
Por supuesto, no estamos hablando del Presidente Piñera. Se trata del ex presidente de Ecuador José María Velasco Ibarra. Sesión del martes 26 de agosto de 1947. El Senador que hizo este discurso fue nada menos que Pablo Neruda. (Libro. Discursos parlamentarios de Pablo Neruda, 1945-1948. Edición Leonidas Aguirre Silva).
El actual escenario político para el Presidente es muy complejo. Ir al Tribunal Constitucional es torcer la soberanía del pueblo depositada en la mayoría absoluta de las dos Cámaras del Congreso Nacional. Es un tremendo error político judicializar esta voluntad popular, pues sería una postura totalitaria. No creo necesario repetir los argumentos y puntos de vistas que escribí la semana pasada.
Bien, vale la pena dar un paso de humildad y ordenar la casa. Los chilenos y chilenas estamos más empoderados de conocimiento de lo que significan las AFP’s en paraísos fiscales, operaciones ilegales y negocios fraudulentos. Presidente, con todo respeto, su legado no puede asociarse como el “lugarteniente” de estas empresas que son un fracaso y se niegue el legítimo derecho para que los dueños de estos dineros y ahorros, los utilicen en estos tiempos de grandes necesidades. Los requieren con urgencia porque la ayuda del Estado es insuficiente y no llega a todos. La lista es larga, se debe enfrentar la pandemia del coronavirus, el hambre, la miseria, la cesantía, la pobreza extrema, las enfermedades que se multiplican por la desnutrición y mala alimentación, además, de otras lacras sociales, etc. Hay miles de casos dramáticos y ejemplos estremecedores.
Siempre hay un lugar para reflexionar y momentos para recapacitar. Subamos a nuestros hermosos cielos para hacer un Chile mejor. En estos momentos de crisis, deberíamos estar más unidos para recuperar la senda del progreso. Los intereses egoístas del amor por la riqueza, no pueden ser superiores al bien común de la patria. La esperanza está viva. El mundo cambió y los derechos por lograr la felicidad y una vida más plena, todavía es una meta lejana Debemos seguir trabajando, con sacrifico y esfuerzo. No se puede poner en peligro la democracia y que nuestros suelos sean regados de sangre. Insistiré. Bien, vale la pena un paso de humildad. Políticamente no se pierde, sólo gana Chile y su pueblo.