Por PAME ARCE
He tenido sobrepeso prácticamente hace más de 12 años, y he intentado hacer dietas durante mucho tiempo. Las empiezo pero no las termino jamás.
El tema de ser gordita, rellenita, o derechamente obesa es una mierda. Sobre todo en este país donde hay miles de razones para discriminar al otro, y qué mejor y más fácil que burlarte del gordo o la gorda del grupo.
Las razones de no tener el peso ideal o incluso normal pueden ser muchas. En lo personal, los malos hábitos, y una fuerte depresión en la época universitaria, me llevaron a castigarme, premiarme y pasar el tiempo libre comiendo. Y comiendo como hombre. Nada de ensaladitas ni comida casera, harta pizza, hamburguesa, pan, y por supuesto litros y litros de piscola y con Coca Cola normal. La ligth era pa los giles.
Esa rebeldía injustificada de comer a destajo y hacerle creer a todos, incluida yo, que el aspecto daba lo mismo y que sólo a las mujeres estúpidas les preocupaba el peso, fue el daño más horrible que pude hacerme.
Y no sé si coincide con que yo decidí de una vez cambiar hábitos y por eso me fijo en el resto de mujeres o a todas nos dio por bajar de peso. Algunas con dietas del terror, otras con unas gotitas mágicas y otras derechamente enloqueciendo y tomando pastillas con estrellita verde que las tiene sumida en una locura que hasta pena me da (aguante ese efecto rebote que se viene con todo)
Creo que cada quien decide cuando bajar de verdad esos kilos de más. Este era mi momento, no antes.Pero quiero profundizar en un punto que poco tiene que ver con la alegría de lograr una vida más saludable.
Quiero hablar de esas mierdas que andan poniendo al resto del mundo a dieta. Esas que se creen nutricionistas/nutriólogas/asesoras de imagen.
Y hablo en femenino, porque yo me he topado con puras minas traumadas con el peso.
Qué cosa tan fea y weona andar “GUATONEANDO” al resto.
¿Qué mierda te interesa que la compañera de trabajo tenga talla 50? Te creo que quieras ayudar a una amiga a la que veas muy ansiosa o comiéndose un completo al desayuno, una parrillada de almuerzo y en la noche una chorrillana. Ahí si, interviene con tu punto de vista, experiencia o conocimiento para ayudarla.Pero hablo de personajes que gozan guatoneando al resto y que no contentas con hablar de su peso, hablan del peso de los demás de una manera impresionante.
Nada más fome que hablar de los kilos chiquillas. Lean un ratito, haga dieta en silencio, deje de preguntar si notamos que está más delgada, borden, tejan, cuenten hasta mil, o derechamente aguántese el comentario de mierda.
¿O acaso cuando a alguien la trata de tonta, usted reflexiona sobre el punto y se va a leer o a meditar?
La “gordofobia” parece haber invadido el país. Guatoneamos desde la conocida de la prima de una amiga, hasta a la Presidenta de la República.
La obesidad es una enfermedad. Evitable en la mayoría de sus casos. Y si bien estoy de acuerdo con contribuir a que no haya más gente que descuide su salud por una mala alimentación y vida sedentaria, tengo la certeza que los comentarios de estas nutricionistas de pacotilla, nutriólogas de pasillo, tratando de gorda al resto del mundo en nada contribuye a la salud de los gorditos. Es más, hasta puede que les genere más ansiedad.
Todas las mujeres que hablan del peso dejan de ser interesantes. Pero las que andan tratando de gorda al resto son lo peor.
En Facebook tengo un par de contactos minas que publican fotos y videos de gordas, se autodenominan gordas y se matan en el gimnasio, suben recetas de cosas que comen y que supuestamente son mega cerdas (ay que atrooooohhh) y son puras weas sin azúcar. Muertas.
Es súper bueno que se cuiden, PARA USTEDES. Al resto no nos interesa leerlas y escucharlas. Es rico ver saludable a alguien, ahora si ese alguien está en silencio, puta… tanto mejor.
Si queremos aportar con consejos saludables para una amiga, conocido, primo, marido, etc. excelente. Pero honestamente, humillando al resto no va a conseguir ayudar a nadie.
Y otra cosa, NO TODAS QUEREMOS SER FLACAS
Y hay como una especie de creencia popular errada respecto a eso. No me interesa verme flaca, me gusta verme rica. Con mis curvas, que mis piernas no parezcan hilachas, y que no se me salga la jeta tipo caballo por estar tan flaca.
Honestamente, poco me importa qué le gusta a los hombres, así que no me valdré del argumento de que a “ellos” las prefieren llenitas. Lo importante qué es lo que me gusta a mí, qué es saludable para mí y punto.
Tengo una conocida que cada vez que puede me habla de lo “ordinaria” que se ve una mujer con muchas pechugas. Yo tengo talla de sostén 36 D. O sea, la weona me ofende porque tengo mansas pechugas. Dice que por ella fuera mucho más plana de lo que es, porque así se vería más fina, más sofisticada. Que su marido opina lo mismo.
JA! A su marido una vez tuve que devolverle los ojos porque se le habían caído dentro de mi escote al saco de pelotas.
El cuerpo es un templo, y frente a un templo que hace uno? SE CALLA POR LA CRESTA! Guarde silencio, coma sano calladita, y no me mire mis rollitos, porque si yo los odiara tanto los elimino.