Imagine una industria que genera el margen de utilidad más alto y a la que no es extraño que multen por malas prácticas.
Agregue acusaciones de colusión y sobreprecios e inevitablemente pensará en la industria bancaria.
Pero la industria descrita es responsable del desarrollo de medicinas que salvan vidas y alivian el sufrimiento, no de la generación de ganancias.
Las compañías farmacéuticas han desarrollado una amplia gama de medicinas conocidas por toda la humanidad, pero han lucrado enormemente al hacerlo y no siempre bajo parámetros legítimos.
El año pasado, el gigante estadounidense Pfizer, la compañía de drogas farmacéuticas más grande del mundo según sus ingresos, alcanzó un 42% de ganancias.
Como dice un veterano de esta industria: “No sería capaz de justificar (ese nivel de márgenes)”.
Excluyendo los US$10.000 millones que genera por cuidado de la salud animal, queda un margen de 24%, espectacular para cualquier estándar.
En Reino Unido, por ejemplo, hubo un escándalo cuando el regulador de la industria predijo un aumento del margen de beneficio de las compañías de energía de 4% a 8% este año.
El año pasado, cinco farmacéuticas obtuvieron una ganancia de 20% o más: Pfizer, Hoffmann-La Roche, AbbVie, GlaxoSmithKline (GSK) y Eli Lilly.
Con algunos remedios a más de US$100.000 por tratamiento completo, y cuyo costo apenas alcanza una mínima fracción de ésto, no es difícil darse cuenta del porqué.
El año pasado, 100 destacados oncólogos de todo el mundo escribieron una carta abierta para disminuir el precio de los medicamentos contra el cáncer.
Brian Druker, director del Instituto Knight y uno de los firmantes, pregunta: “Si ganas US$3.000 millones al año con (la droga para el cáncer) Gleevec, ¿no podrías ganar US$2.000 millones? ¿Cuándo se cruza la línea a las ganancias excesivas?”
Y no pasa sólo con estas drogas. Entre abril y junio pasado, la firma Gilead vendió US$3.500 millones por Sovaldi, una nueva medicina contra la hepatitis C.
Las farmacéuticas justifican sus altos precios argumentando que sus costos en investigación y desarrollo (I&D) son altísimos.
En promedio, sólo tres de diez drogas lanzadas al mercado son rentables, una de ellas convertida en éxito de ventas con ingresos anuales de US$1.000 o más. Muchas otras ni siquiera salen al mercado.
Pero las farmacéuticas gastan mucho más en mercadeo de sus remedios -en algunos casos, incluso el doble- que en desarrollarlos. Además, el margen de utilidad ya toma en cuenta los costos de I&D.
La industria argumenta que el valor de las medicinas también debe ser considerado.
“Las drogas ahorran dinero a largo plazo”, dice Stephen Whitehead, director ejecutivo de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Británicas.
“Ejemplo: la hepatitis C, un traumático virus que requiere trasplante de hígado”, explica. “Con un tratamiento a unos US$55.500 por 12 semanas, 90% de los pacientes están curados, nunca necesitaron cirugía y pueden seguir sosteniendo a sus familias. Es un ahorro gigantesco”.
Cierto, pero poder cobrar un precio alto no necesariamente significa deber hacerlo, especialmente cuando tiene que ver con la salud, dicen los críticos como Drucker.
A los accionistas a quienes responden las grandes farmacéuticas, no les preocupa demasiado ese argumento.
Fuente BBCMundo