@plumaiquiqueña
Después de 9 meses, abren restoranes y cafés en el glorioso. Las calles vuelven a pintarse de risas, una copa, un ceviche, un jugo o un café esperando el atardecer. La esperanza brota en cada esquina y mesa de reunión. Iquique vuelve a encenderse de luces y de la romántica invitación a la orilla del mar. El ayer y hoy convergen en una misma tradición; la bohemia.
Y esta es vital para definir la autenticidad de los pueblos. Producto del crecimiento demográfico, los barrios emblemáticos como la Recova han ido desapareciendo para dar bienvenida a los ‘elefantes blancos’. Las noches de antaño se desarrollaban en boîtes, fuentes de soda, prostíbulos, salones y restoranes.
Era la época de la generación que estudió en colegios y universidades públicas, la que hablaba francés, la que conocía París sin haber ido nunca.
Muchos se casaron con el primer pololo o polola y aún permanecen juntos.
Era la juventud del toque de queda, similar al fenómeno actual, pendiente de la hora y aprovechando cada segundo y minuto para conquistar a la chica o chico que le gustaba. Precisamente esa intensidad, hizo que el Seremi de Salud clausurara 4 pubs de la península de Cavancha el fin de semana reciente. Si antes la gallada tomaba un vino o cerveza en alguna casa antigua, hoy los tragos exóticos están a la orden del día.
En los setenta, la juventud se divertía en el Ragú, Don Sata, Judevi, Quinta de recreo Tropical, La Casa del Deportista, Club Norteamérica, sociedad Hermógenes San Martín, Sindicato de Paraderos y Taxistas, el “J.P.”, local de Estibadores Marítimos, Casino Español, club la Unión y el Hotel Prat.
Los grupos que hacían furor eran los New Demond, Soul Glass, Los Angelos, Los Bingos y Los Ralbepp. En la actualidad, algunos locales sobreviven en este nuevo Iquique cosmopolita. Tenemos al restorán; El Wagón; bar El Curupucho; El Dándalo y El Genovés. Hoy, la generación que caminaba del Ragú a casa por la playa, tienen más de 60 años ¿quién la va a reemplazar?