El origen del mito del cinturón de castidad se remontaría a la Edad Media, cuando los cruzados llevaban a cabo sus guerras religiosas durante meses y hasta años lejos de sus esposas. Para asegurar su fidelidad, estos habrían tenido que usar el susodicho recurso. El cinturón se ceñiría alrededor de la cintura y llevaría una placa de metal para cubrir la entrepierna, con dos orificios para la satisfacción de las necesidades naturales. «Basta decir que llevarlo durante tanto tiempo debía de crear problemas de salud», comenta el sexólogo Jean-Claude Piquard, quien apoya la tesis de que se trataría de un mito. El origen del cinturón de castidad: entre el juramento de lealtad y la protección Ningún rastro prueba la existencia de dicho cinturón. Sin embargo un texto del siglo XII de la poetisa Marie de France hace referencia a su aparición. Se dice que el héroe Guiguemar ata un cinturón en la cintura de la joven y que ella hace un nudo en su camisa, la prenda más cercana al cuerpo. Este acto habría simbolizado el contrato de castidad entre los dos amantes. No fue sino hasta 1400 que se encontraron modelos cercanos a nuestras representaciones. Uno de ellos está expuesto en el Museo de la Tortura medieval en la localidad italiana de San Gimignano. La información que lo acompaña explica las diferentes interpretaciones acerca de su uso. «Lo más sorprendente es, probablemente, llevar el cinturón de castidad para prevenir violaciones», indica el sexólogo. Las ilustraciones se han encontrado en un diario de viaje de Konrad Kyeser de 1405, en el que se confirma el uso de estas «bragas de metal para damas» con el fin de disuadir a los violadores. En otros casos el cinturón lo ofrecía el marido a su esposa como regalo para animarla a probar su fidelidad. El cinturón de castidad para combatir la masturbación «Estos cinturones también tenían el objetivo de prohibir la masturbación», añade Jean -Claude Piquard. Este uso se le debería al reconocido doctor Tissot quien, en 1750, escribió el libro El Onanismo en contra de la masturbación. Esta escuela de pensamiento fue compartida por los países protestantes: Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos. Más tarde, en 1875, el doctor Fournier, en su Tratado de las enfermedades causadas por la masturbación, confirma que solo se trataría de un mal hábito que, una vez erradicado, permitiría disipar ciertas pulsiones. Las afirmaciones del doctor suizo influyeron mucho tanto en su época como posteriormente. Se encuentran también cinturones de castidad en el catálogo de Higiene de Estados Unidos de 1906/1910, especializado en la fabricación y distribución de utensilios de confort sexual. Los cinturones se recomiendan para luchar contra el onanismo, el cual se describe como «el error fatal de la juventud que desequilibra tantos cerebros y perturba tanto la complexión». Juegos de castidad y juegos sadomasoquistas En nuestro tiempo, el cinturón de castidad vuelve a encontrar su lugar en el corazón de los juegos de sadomasoquismo y se ha enriquecido con una versión masculina. El principio es muy simple: privar a la pareja de relaciones sexuales durante un tiempo para aumentar su deseo. Solo quien tiene la llave del candado decidirá su destino. En el mercado se encuentran accesorios de metal, plástico y cuero y de colores rojo, negro o rosa vivo. Los más «duros» vienen con un consolador simple o doble, para complicar aún más la relación entre el deseo y la represión. Para los hombres hay también versiones de madera. Se los encuentra en sex shops o en Internet. ¡Nada como el concepto de castidad para disparar las fantasías sexuales! Fuente: Informe 21]]>
El cinturón de castidad: una práctica todavía en boga
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