Foto Reportereso En Iquique, I Región de Tarapacá, vive una emprendedora cuyo arte y terapia es la confección de trajes. Vilma Leiton (53) es una mujer alegre que da todo por su familia. La catalogan como una emprendedora correcta, ordenada y creativa que hace trajes de ensueño. Para ella, ningún diseño es imposible y cuando se trata de vestir a algún bailarín o huaso chileno, hace hasta lo imposible para que todos los detalles del vestuario queden perfectos. Es casada y tiene tres hijos. Hace 20 años que se dedica al corte y diseño, pero luego de un receso de cinco años, volvió a dedicarse a la confección como terapia para superar la muerte de su madre. “Cuando murió mi viejita pensé que no iba a poder reponerme, entonces, comencé a hacer trajes de La Tirana, de huaso en Fiestas Patrias y de conjuntos folclóricos. Con esto salí adelante y en vez de hundirme, empecé a crear. Fue mi terapia psicológica y ahora amo lo que hago”, cuenta. La iquiqueña comenzó a formar parte de Fondo Esperanza (FE) hace cuatro años y desde ese momento ha visto un antes y un después en su negocio. “La institución partió en la sede social que tenemos en el barrio. Una amiga con la que jugábamos lota me invitó, pero preferí esperar un tiempo para ver cómo les iba y luego me metí. La experiencia ha sido maravillosa desde entonces. Somos un grupo muy bueno y responsable. Antes tenía máquinas que se echaban a perder al tercer uso y cuando comencé a recibir los créditos, compré máquinas industriales de primera calidad y mucho material. Todo gracias a Fondo Esperanza”, expresa. Para ella, la institución le ha brindado la oportunidad de hacer crecer su negocio y conocer a sus vecinos, con los que ha generado nuevas amistades. “No es sólo por la plata que estoy en la organización, sino que también estoy porque me sirve para distraerme y descanso del trabajo cuando me junto con mis viejitas”, dice. En la actualidad, Vilma trabaja con dos personas que son las encargadas de ayudarle en las terminaciones y detalles de cada uno de los trajes que confecciona. Tiene trabajo durante todo el año y mucha de su clientela hace sus encargos desde Santiago y otras regiones. Es una emprendedora feliz, ya que gracias al éxito de su negocio, ha podido ayudar a su marido en los gastos del hogar y en el pago de la educación universitaria de sus hijos. Por estos días, sus creaciones se estarán exhibiendo en la Fiesta de La Tirana, ya que más de 50 trajes de los bailarines de la ceremonia religiosa, fueron confeccionados por ella. “Lo que más valoro es que gracias a mi emprendimiento he podido tener un pasar más tranquilo y siento que Fondo Esperanza le achuntó con su ayuda, porque así como estamos en la actualidad, ya nadie ayuda a alguien que no conoce. Lo que hacen es un ejemplo es digno de imitar. Vivo feliz con mi negocio y mis trajes”, finaliza. Comunicado]]>