NELSON MONDACA I.

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A comienzos de la semana que termina, mientras estaba en una terapia a mis pies, cuando me enteré por casualidad del fallecimiento repentino del periodista Freddy Torres Oviedo. Uno de mis grandes amigos. Por esta razón, a los lectores de este medio de comunicación, les doy mis sinceras disculpas por tomarme la libertad, por unos minutos de hablar de él y nuestra simple amistad. Por esta vez, no abordaré otras materias de contingencia nacional o local. Solamente lo haré en forma tangencial en función de lo que pasa en Zofri.
Nobleza obliga hacer un breve mapa de esta amistad. Recuerdo cuando lo conocí, a principios de los años 90 del siglo pasado. Sí la memoria no me traiciona, primero en el flanco para recuperar la democracia, en la campaña por el “Sí y/ el No”. Después, cubriendo nuestra participación con don Patricio Aylwin A., en representación de la Concertación por la Presidencia del país. Pero, donde, tuvimos un mayor acercamiento, fue en la primera huelga de hambre seca en contra de las imposiciones de horarios en el “Pabellón de Exhibición y Ventas al detalle” en Zofri, hoy denominado “mall”.
Recuerdo bien, que antes, que ocurriera el atentado criminal y terrorista en los baños de la etapa del sector antigüo, el año 92, antes de las 12 del día, valga la redundancia, todos los días nos visitaba en la Puerta 4, sede entonces del sindicato. En aquella triste época, perdió la vida uno de nuestros socios. Mientras que otro quedó mutilado, al tiempo después, también falleció.
Algún día tendrá que hacerse justicia para ellos y una reparación a sus familiares por parte del Estado. Esta causa se archivo y los criminales deben estar circulando por alguna parte de la ciudad y/o del país. Amigo y hermano Freddy, tal como reclamamos justicia para los detenidos, desaparecidos y prisioneros de la “Dictadura de Pinochet”, hora desde el reino espiritual, acompáñanos e iluminamos en estos momentos, donde tú compañía, tal como ayer, esté siempre presente.
No tengo ninguna duda que siempre Freddy abrazó nobles ideales. Su figura humana era muy particular, se distinguía entre una multitud de personas. Le gustaba andar con una pipa, ponerse un sombrerito tipo “Neruda” y en su espalda, su mochila cargada, seguramente, con materiales de su andar periodístico, de amor por la literatura y los proyectos de su vida.
Un gran profesional. Salió airoso en los desafíos propios de la prensa escrita. Nada, pero nada le quedó grande y asumió todas las responsabilidades, funciones y tareas de los medios de comunicación, No es fácil. Les digo a modo de reflexión, por mis avanzados años dar testimonio, en general, que conociendo prestigiosos profesionales en sus áreas o especialidades, por lo mismo son respetados. Pero hay quienes voluntariosamente asumen otras obligaciones y compromisos que conforman el escenario y mundo del trabajo del cual forman parte. Estos profesionales son contados con los dedos de una mano. Existen estos profesionales que por su vocación humana son muy queridos por el pueblo.
Sí, sí, Freddy se destacó precisamente por involucrarse con todos sus esfuerzos y el máximo de sus talentos, en entregar lo mejor de sí mismo en las tareas de su profesión. No existían barreras que se lo impidieran. ¡Valiente y solidario!
El dinero no era lo que lo motivaba diariamente; sino, antes que nada, ver los resultados de su trabajo y el cumplimiento de sus metas. ¡Estupendo, comandante! Una extraordinaria persona.
Nunca me confidenció nada reprochable o malo en los medios en los cuales trabajo. Por el contrario, tenía admiración por sus “Jefes” y conceptos siempre de agradecimientos por las oportunidades que le brindaron. En dichas instancias, en más de una oportunidad, cuando me venía a visitar, hablándome sobre estos amaneceres, me entregó su opinión. La cual sería para mí una lección de vida “Sí hablo mal de uno de ellos, es porque sería un mal agradecido, he sido un profesional a toda honra, no quiero engañarme”. Palabras que siempre quedaron grabadas en mi corazón, por los principios y valores que encierran.
El tiempo pasa y los caminos nuestros tomaron diferentes rumbos: Iquique, Alto Hospicio y últimamente, Pozo Almonte. Entre ellos, también Marcela, a la que pintó con la gracia del “joven Quijote” de la vida moderna. Le apasionaba hablar de la luz que tenían las personas y no contenía en reírse de sí mismo. Buscaba en forma espontánea los significados de cada palabra y era muy creativo en desarrollar una síntesis de soluciones de un determinado problema: social, político y económico, digno de un doctor en filosofía humana. De mente limpia y brillante.
Me deja un vacío que me afecta emocionalmente en mis agitados días. Creo que no solamente es una pérdida para Marcela, para mi persona; sin dudas, también se extiende a sus amigos y a todos/as sus compañeros de trabajo en el Municipio de Pozo Almonte. Tengo presente, sus especiales agradecimientos al actual Alcalde, Richard Godoy y cuerpo de Concejales, por todas las facilidades laborales que se le dieron, mientras vivía momentos muy duros en su grave estado de salud y posterior pseuda recuperación.
Pensar que ahora ya no estarás a mi lado para ayudarme y fortalecerme. Ya no disfrutaremos de unos momentos de una hermosa amistad. Ello, me dice que debo estar en estado de alerta y debiera pensar en ese inevitable futuro, pues padezco la misma enfermedad. Tarde o temprano la eternidad de los sueños nos depara ese inevitable destino, la muerte… Doy gracias al cielo por el tiempo que compartimos, fueron horas, minutos sin límites y censuras. Lindos encuentros de una amistad imperecedera, valiosos momentos que nos dieron muchos sentidos a nuestras humildes vidas.
Freddy, la lealtad a esa amistad, me da fuerzas y siempre vivirá en mi corazón. Más allá del dolor, estoy destrozado por dentro, algunas lágrimas me brotan en medio de la estoica desgracia. Algo aprendí de su sabiduría y la doctrina de nuestras desgracias en alguna parte tenía lazos en común.
Amigos y amigas, apenas tuve conocimiento del deceso inesperado de Freddy, les confieso, en la silenciosa intimidad espiritual, conversando en voz alta con él, estrechando su mano, mirando sus ojos, en este adiós, le decía antes de su viaje sin retorno, “Sin poder y riqueza, lograste el éxito de la vida. Reconocimiento, dignidad, amor y respeto “. Freddy, hasta pronto…
Nelson C. Mondaca Ijalba
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