Por GONZALO VALLEJO LEGARRETA
¿ Dónde está el amor perdido en el desierto pálido y escuálido ? ¿ Dónde está el nenúfar de Las dunas calcinadas por el sol opalescente e infecundo ? ¿ Dónde está el verbo mío triste y abatido por el recuerdo inmenso y dañado del Iquique extrañado ? ¿ Dónde está el Iquique antiguo, pequeño y amado ? ¡ Qué recuerdos perdidos y recuperados !
Recuerdo el dorado dragón sentado, mustio y cansado, después de vibrantes batallas ocurridas en un tiempo ya olvidado. Recuerdo el Iquique arenoso y cálido, cuadrado y lavado. Recuerdo el Iquique pretérito y estrellado, amigo y relumbrado. Recuerdo el Iquique de avenida Baquedano azotado por palmeras mudas como poema dormido. Recuerdo la madera metafísica del hogar no olvidado y sepultado en el helado témpano atemperado. Recuerdo el Iquique de la gaviota enmudecida por olas violentas y dolidas … ¡ Qué bello pájaro azotado ¡
Recuerdo el Iquique lumpérico de la calle Thompson, de almas olvidadas y agobiadas, el Iquique vedado y prohibido. Ahora recorro el Iquique renovado y destrozado por autos renegridos y falsos habitantes hundidos en la pila del dinero terrenal, metálico y deseado. Recuerdo el Iquique puro, ahora contaminado y encadenado por marineros del dinero ¡ Qué extraños iquiqueños mal mirados ! Recuerdo el Iquique simple y orgulloso de mi tiempo pasado, el Iquique habitado por iquiqueños iluminados y purificados. Recuerdo el Iquique de un escritor soterrado y de pensamiento mágico, el Iquique de Galli Nazo y Te Zeta, hombre límpido, austero y de vocablo estremecido. Hoy habita en espacios recónditos y silenciados ¡ Qué dormidos recuerdos !
Recuerdo el Iquique del barrio Colorado, humilde y sin respuesta, muchos años atrás habitado por obreros sufrientes y resecados, castigados por el rigor silenciado. Recorro El Colorado cuna del Iquitados ¡ Qué recuerdos fugados ! Recorro el Iquique del Morro, transido de iquiqueños que comían pescados derrotados. Recorro el Morro del Freddy Taverna, hoy habitante de un lugar maduro en el silencio. Recorro calles morrinas estremecido por el recuerdo fraterno y adelantado del cura Domingo Soto, un náufrago de un vivir explicable y no conventual ¡ Qué recuerdos no descifrados !
Recuerdo el Iquique del Cavancha no superado, península volandera y perfumada, hoy yerta y sepultada por petulantes edificios enfermos y dormidos como breves insectos desolados.
Recuerdo el Iquique noble y de tiempo explicado, el Iquique sosegado, silencioso y no sórdido. ¡Qué recuerdos del Iquique ahora perdido y desamparado !