enero 19, 2025
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18

Ene

¡La ambición y aventura política de D. Trump! (Columna Nelson Mondaca I.)

NELSON MONDACA I.


Nelson Mondaca columna
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com

Dejaré en claro, a modo de prólogo, que no creo que los EE.UU., sea un país excepcional, libre de injusticias o un modelo de sociedad desarrollada digna de seguir en todo sentido. Dicho esto, voy al tema.

El gran edificio monumental de la democracia norteamericana conocido como el Capitolio fue invadido el 6 de enero por los partidarios del derrotado candidato presidencial Donald Trump. Lo hicieron con inusitada violencia, quienes desde diferentes puntos del país del norte viajaron a Washington D.C., para tomar por la fuerza la sede parlamentaria de EE. UU. ¿Cómo es posible que la Guardia Nacional o policía especial a cargo de la seguridad haya sido sobrepasada?

Los seguidores de D. Trump, poco o nada les importaron la Constitución, sus emblemas y tradiciones históricas. El fanatismo ciego y subyugado por el poder económico de su líder nacionalista, no les tembló la mano y sin ninguna contemplación, una vez adentro del Capitolio, destruyeron todo lo que se encontraba a su paso.

Desde 03 de noviembre del 2020, fecha en que se efectuó la elección presidencial y se supo del triunfo de Joe Biden, se reveló ante los ciudadanos norteamericanos como otro dictador más en el mundo. Mostró un comportamiento excéntrico, de conducta contraria a la prudencia, sobre todo desconociendo en todos los tonos el triunfo de su rival en las urnas. En la soberbia por no dejar el poder político, sus palabras expresaban una declaración de guerra “jamás reconocería el triunfo, que las elecciones eran un fraude y una estafa…”.

Recurrió a los tribunales en los Estados, donde supuestamente había fraude. No tenía ni una sola prueba de los hechos que afirmaran sus denuncias. Éstos, después de investigar emitieron su veredicto final, las elecciones las había ganado limpiamente J. Biden. A pesar de las presiones y de ensuciar el ambiente de la opinión pública, se imponía la verdad y el respeto a la ley electoral. Los pasos que seguirían al derrotado y herido Mandatario eran predecibles. No dejaría la Casa Blanca sin dar su última batalla.

De este modo el rumbo del Capitolio estaba escrito. Sin pensarlo dos veces, sin rodeos y dudarlo, completamente decidido, llamo a sus bases a la rebelión, a la insurrección y obligar al Congreso a desconocer el triunfo del J. Biden. Un bien pensado autogolpe con el apoyo de sus partidarios y algunos parlamentarios republicanos. Fueron horas de terror, murieron 5 personas. La democracia de USA por horas estuvo bajo el asedio de la violencia, mejor dicho, asaltada por los defensores de D. Trump que apoyaban su continuidad en el poder, era el resultado de la derecha extrema del imperio capitalista.

La situación política por estos sucesos de la toma del Capitolio era gravísima. El grado de inestabilidad y los parlamentarios atrincherados en el sótano, configuraban el incierto destino oscuro de millones de ciudadanos de esa nación. Fueron horas de gran intensidad, las escenas del asalto hacían retroceder las informaciones sobre el avance de los contagios y muertos por la covid-19. Se puede decir, que, hasta las vacunas en contra de este virus mortal fabricada en los propios laboratorios estadounidenses, no significaban nada ante un país en crisis política.

La legitimidad de las elecciones y la confirmación del triunfo electoral de J. Biden, solamente se logró cuando las tropas policiales restablecieron el orden expulsando a los exaltados violentistas y el Congreso nuevamente volviera a sus funciones “normales”. El Estado de derecho se puso en jaque, se quebró la tradición y la transición del cambio presidencial pacífico fue un campo de guerra.
Trágico. El Capitolio, es y será, el núcleo urbano que definirá el futuro del presidente traidor a la historia del país Abraham Lincoln. El terreno de una acusación constitucional está en marcha. Se requiere un quórum calificado. Por lo tanto, se necesitan algunos votos de los republicanos. Solamente, con esta mayoría el temible “impeachment”, lograría cumplir con su alto objetivo político, de destituir a D. Trump del máximo cargo administrativo de Estados Unidos.

Esta acusación tiene varias aristas. La principal a mi juicio, es hacer responsable a D. Trump de la toma del Capitolio, de la violencia y de no respetar los principios constitucionales. Además, de evitar un posible acto de locura. Nadie puede tener la certeza que no active los códigos de misiles bajo su dominio. No cuenta con niveles de confianzas mínimas y de cordura suficiente, ni siquiera entre los mismos parlamentarios de su sector, los republicanos. Para que decir de sus opositores, los demócratas. Bueno, a los parlamentarios de la Casa Blanca, les toca abordar y decidir sobre esta relevante acusación.

A tal punto fue la crisis institucional que ocasionó la toma del Capitolio que las ramas de las FF, AA., tuvieron que intervenir recientemente. El Estado Mayor Conjunto, (siete Generales más el Almirante) en una declaración o carta simultáneamente, dejaron clara su postura a la opinión pública y a los mismos efectivos militares bajo sus mandos el “carácter de no beligerancia política y de su fidelidad a la Constitución”. Lo cual fue otra señal más para D, Trump., que en su aventura de ambición política estaba completamente solo.

Finalmente, este miércoles 20 de enero, se llevará a efecto la ceremonia política de juramento como nuevo presidente de EE. UU., a Joe Binden. Todas las cadenas de los medios informativos darán cuenta instantáneamente de los formalismos políticos de la ceremonia. El mundo tendrá los ojos puestos de lo que ocurra en el desarrollo de este acto oficial de asunción del mando… Las malas semillas políticas de D. Trump han sido plantadas…Tengo la esperanza que todo salga y termine bien…

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