Por GONZALO VALLEJO
Jorge Luis Borges amó intensamente a María Kodama, aunque de seguro que este amor debe haber sido plano, aburrido, anorgásmico, asexuado, casi conventual. En Borges estaba ese vacío de tener a su amada solamente en sueños. Pablo Neruda amó con desesperación a la Matilde Urrutia, ¡a todas sus mujeres las amó con desesperación!, a la Delia del Carril (la Hormiga), a la María Antonieta Hagenaar. Neruda fue un gran traicionero en el amor. Aquel que ama… él que sabe amar… debe ser un gran traicionero, sino la vida amorosa sería sólo un rosedal enmudecido. Para amar hay que correr siempre un riesgo. Hasta podríamos decir que hay delitos amorosos. El último devaneo de Neruda fue una muchacha muchísimos años menor que él, una silente Alicia ¿en el País de las Maravillas? quien se enamoró de un cadavérico Neftalí en la última etapa de su vida, antes que la dictadura le devorara, antes que muriera de pena.
Ernest Hemingway tuvo relaciones amorosas profundas y tormentosas… Amó a Agnes von Kurowsky, a Renata Ivancich y a Marlene Dietricht, su gran amor platónico, su gran amor sin sexo. Siempre buscó un amor ideal. Nunca lo encontró. Se suicidó… Julio Ramón Ribeyro, un peruano de excepción, amó a Yolanda Ravines, amó como un animal rugidor a Marie Jeanne, a Cathie, a Mimí, amó a muchas otras putas, fue un gran putero ¡las putas también aman! Julio Ramón amaba las noches enfebrecidas, amaba a mujeres extrañas y alcohólicas, amó a Alida Cordero, su esposa… Amó el desamor.
La infidelidad es absoluta y totalmente necesaria e imprescindible en el poeta o escribidor… hasta puede ser una gran inspiración. Ser infiel es parte de la vida bohemia. Jean Paul Sartre fue un ejemplo patente de la infidelidad. Su relación de amor libre con Simone de Beauvoir fue una relación moderna y escandalosa. El amor entre Víctor Hugo y Ada Foucher fue una olimpíada sexual, un amor sin ternura, un amor prehistórico.
En alguna tarde ahogante César Vallejo el rastro de la amada perdió hasta que, como un náufrago errante, las sombras de su denso cansancio le trasladaron confuso a la pobreza de la tierra. Vladimir Nabokov solamente sabía que su gran amor ya no estaba o estaba sumergido en una selva triste. Sólo vió a su amada una vez, bella y pálida como nieve lenta. El amor es extraño, maravilloso, prodigioso, turbador… Hasta lo podemos encontrar debajo de una rosa.
La Julia Roberts no me ha amado porque no me ha conocido. Ahora simplemente amo a una doncella de amaneceres desvanecentes, diáfana y leve, bella y profana. Amo a una dulce y misteriosa flor de lis, flor de flores, tan delicada, tan frágil, una hermosa alma de noches eternas, que siempre habita en mi jardín pensativo, pero está tan lejana… tan lejana como un sepulcro antiguo. Tan lejana que extraño la ausencia de sus lágrimas invernales y angustiadas. Tan lejana que extraño su alma incrustada en el silencio. Tan lejana que extraño su cuerpo corriendo entre los acacios… Tan lejana que extraño la ausencia de su voz…Tan lejana…
Pilar
Las mujeres cuando amamos, lo hacemos con alevosia, con pasión . No hay que confundir comercio sexual , con amor pasional . Dama en la Mesa,puta en la cama. Sabrán amar así los hombres ? interesante crónica,..Pero trasluce un pensamiento algo machista