febrero 13, 2025
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Ene

La magia del café (@plumaiquiqueña)

@plumaiquiqueña


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@plumaiquiqueña

La noche oscura obliga a transitar y apoyar los pensamientos en el jardín de cemento. El nuevo exilio invita saludar al café, un aroma indefinible, que solo se vive para sacarnos del encierro y transportarnos por el tren de los recuerdos. No sé si estoy perdida, pero en la sobremesa escucho hablar del «Café Derby», ubicado en calle Tarapacá. También hablan del «Café O’Estadio», al cual pasaban después de celebrar el triunfo del club Rápido en la Casa del Deportista.

Era la época de un puerto pequeño, las tiendas eran atendidas por sus propios dueños, los iquiqueños celebraban acariciando el sol de mayo y esperaban el clarinazo para concurrir al «Tontódromo «. En la infancia, aparece el «Café Diana», ubicado en calle Vivar con Sargento Aldea, el cual fue fundado en el año 1923 por Francisco Díaz, luego vendido a Flavio Rossi. Después de ir al cine Coliseo o al Nacional, la juventud iba por un café, galletas, caramelos, hot- dog y picarones. Ellos inventaron el término «Pikichuqui» para los helados de cono.

En la década de los ochenta, mamá y sus amigas disfrutaban el café de las seis en Cafetería y confitería “Pinina», decía que el aroma combinaba perfecto con el ambiente de la arbolada plaza Condell. Ya no era una niña, escogía la mañana para embriagarme del aroma de un café en el «Vizzio», ubicado en Tarapacá con Patricio Lynch.

Las irresistibles tortas aparecen en el año 1986 con el salón Ciocolatta y la sofisticación de un nuevo café. Su ubicación privilegiada reflejaba el Iquique de nuestros abuelos. La ciudad fue creciendo, con desconocidos y edificios en medio del desierto. Así nace en agosto del 2019, café «Lieschen», ubicado en el corazón de la Zofri. El nombre se inspira en una ópera de Bach, la cual describe a una señorita que consumía tres tazas de café al día, motivo que ofusca al padre, expresando que debe casarse para corregir dicho ímpetu. Ella accede, siempre y cuando, el esposo sea amante del café.

Desde la crisis del salitre que la magia del café toca el corazón de los iquiqueños, hoy lo hace «Lieschen» con un proceso de tostado, molienda y servido en vivo.
Si hay vida, hay poesía, decía Borges. Lo mismo ocurre con el café, no podemos definir su aroma, pero si vivirlo, porque está en nosotros, en los recuerdos, en un atardecer, en un respirar en paz.

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