Cuando buscas salir de tu rutina sexual lo primero que te viene a la cabeza es ir a un hotel, una idea íntima y sensual, vale, pero cero original. No eres la única persona en el mundo que piensa así. Según una reciente encuesta realizada por HotelTonight, la mayoría de la gente –en todo el mundo– cree que el sexo en una habitación de hotel es más estimulante y placentero que en hacerlo en casa.
Bueno, bastantes veces llegas al orgasmo y te sientes a gusto en esa postura. Además, hace poco cambiasteis el colchón y este viscoelastico resulta la mar de amplio y cómodo. No mientas: muchas veces el sexo en la cama resulta aburrido. Siempre empieza igual, dura lo mismo y tiende a terminar en tablas (el día que hay suerte).
Ya, pero no deja de ser un dormitorio y estar protegidos por cuatro paredes. Es más, por lo general, también sueles usar la cama y si te quedases allí varios días, no lo dudes, volverías a convertirlo en algo monótono, cronometrado y, aunque puede que satisfatorio, de estimulante tendría cada vez menos.
El hecho de que la parte de atrás tenga un espacio reducido es un factor importante para que la experiencia sea aún mejor
Si lo más lejos que has llegado dentro de tus cuatro paredes es hasta el sofá (lugar que una vez más se asemeja en forma y comodidad a una cama) en un momento de calentón improvisado, quizás te resulte interesante abrir tus miras y plantearte practicar sexo en algunos lugares poco comunes como estos.
En la playa
Aunque lleve el mismo nombre, se espera que las sensaciones que experimentes se alejen bastante de beberte un famoso cóctel ‘sex on the beach’. Esta vez la cosa no va de bebidas, fiestas alrededor de una hoguera ni de tomar el sol, sino de practicar sexo en la playa. Un paraje que además ofrece dos escenarios: arena o agua. Te puedes enfrentar a ciertos inconvenientes, como tardar varios días sacándote arena hasta en el rincón más insospechado del cuerpo o que el electrizante tacto de una medusa intervenga por sorpresa en mitad de la escena, pero el sonido de las olas, la agradable brisa marina, los olores y sabores, el morbo porque alguien os descubra… Merece la pena probar una forma distinta de aprovechar un día de playa.
En el auto
Decían Lo Inhumanos que era algo difícil de hacer, pero hablaban de ponernos a ello en un pequeño simca 1000. Tampoco tienes que estar en una limusina porque, como explica Srishti Ghosh Shinde en ‘Times of India’, “el hecho de que la parte de atrás tenga un espacio reducido es un factor importante para que la experiencia sea aún mejor”. Más pegaditos difícil, bueno, aunque siempre está la opción de escoger uno de los asientos delanteros, para gustos, colores.
Un polvo improvisado sobre el pastito en una tarde de verano también es un lugar diferente a la cama aunque igualmente cómodo y acogedor
Decenas de escenas de películas han demostrado que la situación es viable y, como se suele decir, la realidad supera siempre a la ficción. Buscar dónde aparcar para evitar que nadie arruine la diversión e incluso optar por calentar el ambiente estando en marcha –con cautela, que esto es una infracción y podrían multarnos– pueden ser aderezos la mar de estimulantes para que el sexo resulte apasionado y divertido.
Bajo las estrellas
A todos nos gusta mirarlas, pero si desviamos la atención del cielo para concentrarnos en retozar con nuestro acompañante podemos disfrutar una sesión de astrología bastante diferente. Cubiertos con una manta, notando el aire fresco de la madrugada, tumbados sobre una manta… Una experiencia única que, por qué no, tampoco hay que esperar a que caiga la noche. Un polvo improvisado sobre el césped en una tarde de verano también es un lugar diferente a la cama aunque igualmente cómodo y acogedor si sabes dónde ir.
En casa de un amigo (o familiar)
Sí, no es en el exterior como los anteriores, pero no es ni una preparada habitación de hotel ni tu conocido dormitorio. Un encuentro sexual en casa de algún conocido cuando este no está, porque, por ejemplo, se ha marchado de fin de semana, incluye los excitantes de estar en un lugar relativamente desconocido en el que no sabemos cómo reaccionarán los vecinos, dónde podemos colocarnos o incluso desconocemos tras qué puerta está el baño. Además, la próxima vez que vayas a esa casa a una fiesta, puedes compartir miradas cómplices con tu pareja para recordar aquella tarde de pasión y, quién sabe, incentivar que se produzca un nuevo encuentro improvisado. Eso sí, mejor al llegar a casa o en el coche que en mitad de la celebración.
En la ducha
Para los menos aventureros hay muchas opciones de innovar sexualmente sin salir de casa. Si nos atrae la idea de que nos puedan ver, la terraza o el balcón son las mejores opciones, practicar la placentera postura de la mariposa sobre la mesa del comedor, usar el ascensor para los preliminares o, como enunciábamos, aprovechar la ducha y el abanico de herramientas que podemos encontrar en la misma. Desde la alcachofa y las distintas presiones y temperaturas del agua hasta probar los tactos de los geles para masajearnos y acariciarnos. Eso sí, mucho cuidado con los resbalones, el sexo bruto lo dejamos para, quizás, el próximo ‘finde’ en la playa.
Fuente Informe 21