Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
“¿Quién es el pajarito preferido de mamá?” Una importante investigación realizada por el Dr. Michael Boyle de la Universidad de McMaster, en Canadá, quien analizó diversos estudios acerca del desarrollo infantil en más de 5.300 familias canadienses y estadounidenses, demostró que el hecho de favorecer en forma evidente a uno de los hijos por sobre los otros, no sólo afectaba negativamente a los demás hermanos en su desarrollo emocional, sino que afectaba, asimismo, el funcionamiento completo de toda la familia. Las peleas y rivalidades entre hermanos son conductas totalmente esperables durante el período de crecimiento y desarrollo de los niños. No obstante lo anterior, existen situaciones específicas que pueden aumentar de manera significativa –y en forma muy negativa– esas peleas y tensiones, siendo una de estas situaciones el favoritismo desmedido por uno de los hijos por parte de los padres. En este sentido, la marcada preferencia que muestre un papá o una mamá por uno de los hijos, puede generar una serie de intensos roces y rivalidades –muy superiores a lo normal– entre los hermanos, situación que puede conducir, finalmente, a una suerte de competencia poco sana entre ellos con el objetivo de captar la atención, el cariño y el afecto de sus padres. Los expertos señalan que la génesis de una marcada preferencia por uno de los hijos, parece residir en las expectativas que se fijan los padres en relación con cada uno de los niños, o bien, porque se intenta proteger a uno de los hijos por alguna condición especial que éste tenga. Lo anterior puede ser explicado de manera muy sencilla, por intermedio de los siguientes planteamientos:
- Cuando el padre o la madre ve en alguno de los niños la oportunidad de cumplir alguno de los sueños postergados –o derechamente truncados– a través del hijo/a beneficiado con el favoritismo familiar, donde, además, no se advierte con claridad una preocupación por buscar y facilitar la felicidad de ese hijo/a, sino que éste cumpla con el ansiado sueño parental.
- Cuando uno de los niños es percibido por uno de los padres –o por ambos– como el hijo más débil, menos capaz o que presenta alguna discapacidad, o también, cuando uno de ellos ha sufrido un accidente o presenta una enfermedad grave, en función de lo cual, los padres intentan cuidarlo y protegerlo más que al resto, lo que puede ser interpretado por los otros hermanos como una preferencia exagerada y que va en desmedro de la atención que –con cierta razón y justicia– demandan los demás hermanos y hermanas.
- Cuando el hijo o la hija presenta un gran parecido o semejanza –en cuanto a su comportamiento, rasgos de personalidad y/o habilidades– a uno de los padres, lo cual lleva a que este niño/a pase a ser más favorecido que el resto de sus hermanos.
- Evite ver a los hijos como la oportunidad perdida de cumplir con los sueños que el padre o la madre no pudieron realizar.
- Preste mucha atención –y escuche muy atentamente– a los hijos, si éstos se quejan por el favoritismo hacia uno de ellos y dispóngase a conversar el tema con todos y cada uno de los niños.
- Es relevante mantener una comunicación abierta entre los padres, de manera de regularse y corregirse mutuamente, en caso de que uno de ellos advierta en el otro algún tipo de favoritismo o preferencia.
- La cercanía, el afecto, el conocimiento y el tiempo exclusivo dedicado a cada uno de los hijos, son los factores protectores que evitan que se produzca algún tipo de favoritismo hacia un hijo por sobre otro.