JAVIER GARCIA
El Presidente de la Republica vetará la ley de migraciones de aprobarse las indicaciones de la cámara de diputados, considerando que impulsará la inmigración irregular. Sus promotores anteponen que la inmigración es un derecho humano y que este va más allá del Estado Nación. La ley migratoria chilena data 1975, basada en la doctrina de Seguridad Interior del Estado para impedir la entrada de personas ideológicamente opuestas a la dictadura. Las anteriores leyes migratorias del país estaban enfocadas a traer europeos para “el mejoramiento biológico de la raza” (lo dice textual). Sin duda es una norma que urge cambiar. El chileno común ve necesario regular la migración, siente que la llegada de esta amenaza los puestos de trabajo y que el abaratamiento de la mano de obra impide el aumento de los salarios. Por otro lado, estima que actualmente no se evita el ingreso de algunas personas ligadas a la delincuencia. Sin embargo, los estudios dicen que los delitos asociados a inmigrantes no supera el 4%, que su llegada ha mantenido a flote la economía, que las imposiciones e impuestos pagados por estos supera al costo de las atenciones de salud y social que solicitan. Establecen que el Estado ahorra al no invertir en educación y salud al recibir personas en edad laboral, (inversión que fue asumida en sus países de origen) y que la matrícula de hijos inmigrantes ha permitido la continuidad de establecimientos educacionales. Para los habitantes de una comuna fronteriza como Colchane el problema migratorio urge una solución efectiva. Los inmigrantes ingresan a Chile de noche por pasos irregulares, ante la imposibilidad de conseguir un transporte se quedan a pernoctar y se ven obligados a forzar la entrada de viviendas donde utilizan los bienes y alimentos que ahí encuentran. Esta realidad afecta tanto la seguridad de los colchaninos, como los derechos humanos de los inmigrantes, expuestos a toda clase de privaciones y males del tráfico de personas. Es necesario frenar la política de la inacción y que el Estado ponga orden. Ningún organismo público ha tomado una acción respecto de la situación de los niños de los inmigrantes que viven en carpas y que deben acompañar a sus padres a mendigar. Se han preguntado ¿Cuál es la situación de las mujeres migrantes? ¿Son parte de una explotación patriarcal de parte de sus parejas que las obligan a pedir limosna, además de atender las cuestiones domésticas? ¿Será que el problema inmigratorio es parte de una política de Estado? La mirada centralista ve el fenómeno inmigratorio como algo lejano y que no los afecta, creyendo que sus consecuencias se van a diluir camino al centro del país, pero es un fenómeno que de no regularse afecta a quienes hacen patria en la frontera, a los inmigrantes y a todos los habitantes de la república.]]>