«Al resguardo de los cerros parduscos, Iquique sus calderas humanas, rumorea en su actividad portuaria, despide un barco que zarpa, recibe un tren que llega desde las pampas, asomándose por la boca inferior del túnel de herradura abierto en su pecho, medio a medio de las altas rocas.
Hermosa y pulida la mañana colmada de luz aurífera y cuprífera. Las refulgencias de los más nobles metales, de las más acendradas piedras, se han reunido ahora para triscar sobre las herrumbres y el hollín del viejo puerto planificado aquí, entre las dunas, lo mismo que una corteza medio quemada que rezumara olor a erizos disecados, a brea, a hierro fundido, a sales esenciales.
Finas las manos de la mañana, conservando aún en la cuenca de las palmas, entre venillas azulencas, sobre la piel demarcada por las líneas de la eterna vida, rocíos de camanchaca, piritas estelares.
El sol golpea de repente su augusta cabeza contra espinazo del Cerro del Dragón, estallado en intrépidos dorados», escribe Nicomedes Guzmán en su novela: La luz viene del mar, publicada por Editorial Zig-Zag en 1951, su creación está ambientada en Iquique, aborda la temática de los conflictos sociales de los pescadores.
Oscar Nicomedes Vásquez Guzmán, narrador poeta y novelista, nació el 21 de junio de 1914 en un barrio del Club Hípico, en Santiago de Chile. Entre sus obras están: Las cenizas y el sueño (1938), Los hombres oscuros (1939), La sangre y la esperanza (1943), Una memoria al río y otros cuentos (1954). Su producción literaria indaga en la miseria de las zonas suburbanas. Sus obras llevan a reflexionar sobre las injusticias sociales de su época.
Camilo José Cela, español, Premio Nobel de Literatura 1989, cuando le consultaron sobre las grandes figuras de la literatura, después de nombrar a Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Pablo Neruda, sostuvo: «Tuvieron ustedes un gran novelista al que no hicieron caso ninguno. Yo le conocí en uno de mis viajes a Chile. Se llamaba Nicomedes Guzmán. Y el pobrecito se murió casi en la indigencia. Los críticos no le hicieron caso y es una pena, porque fue un gran novelista.»-Diario El Mercurio de Santiago, edición, 26 de enero de 1992-.
Nicomedes Guzmán afirmó, «que la literatura tiene una responsabilidad vital: crear el clima propicio a la paz, al mejor entendimiento entre los hombres, esto a trueque de describir sus luchas, decir sus verdades, incidiendo incluso, en lo que hay en los seres de corrosivo, enfrentando los aspectos de negación humana, con las virtudes, particularmente la ternura que, a mi entender, el don más varonil del hombre, el basamento de todos los actos de la existencia.»
Las creaciones literarias de Nicomedes Guzmán, que falleció, a los 50 años de edad, el 26 de junio de 1964, en Santiago, contribuyeron al desarrollo de la literatura realista-social en Chile. Su obra maestra es la novela “La sangre y la esperanza” (1943), en que contó la rudeza y la ternura de los barrios más pobres de Santiago. El protagonista de la historia es Enrique Quilodrán, un niño del Barrio Mapocho. Su novela está situada históricamente en el conflicto de la huelga de los trabajadores del transporte tranviario de la década de 1930. La novela ofrece un panorama social de Chile a través de la atmósfera que rodea a modestos pobladores que viven en las márgenes del río Mapocho. Los habitantes que pueblan el relato están claramente delineados y dotados de una consistencia humana, a través de un desarrollo psicológico que tiene por objeto indagar en sus conflictos y resentimientos, sus anhelos y esperanzas. La obra cimera de Nicomedes Guzmán La sangre y la esperanza ganó el Premio Municipal de Santiago en 1944, que compartió con “Gente en la isla” de Rubén Azocar.
Su creación literaria fue traducida a varios idiomas. Falleció sin que se le otorgará el Premio Nacional de Literatura, considerado el mayor galardón de la literatura de Chile. El gran escritor dijo un día: “Existo luchando. Y, si hubiera de lamentarme, no sería por mí. Sino por los demás, por mi pueblo que se merece un destino mejor, que tendrá que lograr algún día”.
La Empresa Editora Nacional Quimantú, por su parte, creada en 1971 por el gobierno de la Unidad Popular, que presidió el Dr. Salvador Allende Gossens, publicó la novela de Nicomedes Guzmán: La Sangre y la esperanza, e hizo posible que miles de chilenos pudieran conocer la obra de este gran novelista chileno. El libro se vendió a muy bajo precio en librerías y quioscos de periódicos, haciendo más accesible la lectura de la novela de Nicomedes Guzmán.