Laura Mangifesta
Cierra los ojos y piensa en alguien de 8 años sentado frente a un microscopio, una consola de videojuegos o un computador. A quien visualizas es a un niño ¿no es verdad? Si llegaste a este resultado, es porque como sociedad aún somos víctimas de los estereotipos transmitidos por la televisión, la publicidad, las jugueterías, el marketing y la cultura en general. Un sesgo no del todo inocuo, puesto que incide en la autopercepción de las habilidades en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, en inglés), de niñas menores de 10 años.
Entre los 6 y los 8 años de edad, el 30% de los niños y 33% de las niñas se consideran buenos para las matemáticas. Unos años después, la confianza aumenta para ellos, pero disminuye considerablemente en ellas. Además, ya a los 6 años, 9 de cada 10 niñas asocian la ingeniería con los hombres y la mayoría cree que la inteligencia es una característica masculina.
Lo anterior ha terminado por disminuir la participación actual del género femenino en tecnología. De hecho, en Chile, según el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, sólo 1 de cada 4 matrículas en carreras vinculadas a STEM y 1 de cada 5 inscripciones en otras de tipo tecnológico, correspondió a mujeres, en el 2018.
¿Por qué es relevante reflexionar sobre esto en el marco del Día Internacional de la Niña? Porque este año, en particular, uno de los focos de esta conmemoración es que las 1.100 millones de pequeñas menores de 18 años que alberga el mundo, aprendan nuevas habilidades para el futuro que elijan, de tal manera que estén “preparadas para convertirse en la generación más grande de mujeres líderes, emprendedoras y promotoras del cambio que el mundo haya visto”, según la ONU.
En este sentido, la destrucción de estereotipos para desplegar el abanico de conocimiento es fundamental, sobre todo en lo relacionado a la ciencia y a la tecnología, puesto que la poca representación femenina en esta área impide que las mujeres accedan a cargos de toma de decisiones y al liderazgo de proyectos, evitando que aporten al diseño, planificación y ejecución de un mundo que incluya a todos y todas.
Las “etiquetas” que consumimos limitan las posibilidades y para desarmar este imaginario es preciso enseñar que tanto hombres como mujeres pueden gozar y ejercer, en igualdad de condiciones, cualquier actividad vinculada a la ciencia y la tecnología. También transmitir desde la infancia que las vocaciones y el estudio de materias como matemáticas o programación, carecen de género y que son una llave maestra para abrir el horizonte a las niñas líderes del futuro.
ACERCA DE MUMUKI
Mumuki es una empresa argentina de tecnología educativa que busca impulsar y mejorar la enseñanza de la programación y el pensamiento computacional en la región, para mejorar la alfabetización digital y la inclusión digital.
Para lograrlo, desarrollaron una plataforma virtual con más de 2000 ejercicios interactivos de corrección automática. Además, la plataforma dispone de herramientas pensadas para potenciar el rol docente y ofrecen capacitaciones docentes y manuales con actividades para el aula. Trabajan junto a gobiernos e instituciones en la formación digital de sus docentes y capacitación de sus estudiantes.