AGUSTIN PEÑA
Proteger a nuestras niñas y niños del ciberacoso nunca ha sido más importante que en la actualidad, sobre todo en los espacios educacionales. Es cierto que la acelerada expansión de lo digital ha optimizado múltiples tareas hoy ejecutables a un solo click, pero relacionarse con la red de manera segura requiere mucho más que convertirnos en meros usuarios. Precisa formarnos y transformar a nuestros jóvenes en ciudadanos digitales responsables, informados y con plena claridad de sus derechos y obligaciones.
La llamada generación Z, que comprende a personas entre 8 y 18 años de edad, tienen hoy un comportamiento, tendencia de uso y percepción de riesgo de lo digital que debiera impulsarnos a tomar con seriedad la cibereducación. Según el “Barómetro del Bienestar Digital”, dado a conocer hace unas semanas, el 74% de los encuestados que pertenecen a este segmento confía en que sus datos se encuentran seguros en internet, cifra que se eleva hasta un 87% entre los 8 y 14 años. Y aún más, un 34% de la generación Z mantiene perfiles y cuentas públicas en sus redes sociales, situación que aumenta a un 42% entre jóvenes entre 15 y 18 años.
El problema se evidencia cuando el 23% de los niños y adolescentes entrevistados declara haber sufrido algún tipo de ciberacoso y cuando las mujeres (63% del total de quienes han sido víctima de estos ataques) afirma haber recibido esta violencia.
Sin duda la solución requiere el compromiso de múltiples actores sociales, pero hoy, en el marco de la conmemoración “Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso”, el llamado es para que los docentes y toda la comunidad educativa asuma con vehemencia la formación de ciudadanos digitales plenamente conscientes de sus garantías y deberes en la comunidad virtual. Para lograrlo, es que promovemos desde Mumuki la educación en programación como clave para que todos los niños y niñas internauta comprendan un mundo gobernado cada vez más por lo digital y adquieran herramientas para participar en la virtualidad de manera segura y responsable, siendo conscientes de sus derechos, obligaciones y posibilidades aún insospechadas.