Desde su niñez, Yolanda Vilca, artesana aymara nacida en Arica y radicada hace muchos años en Pica, se ha dedicado a rescatar la cultura heredada por sus abuelos, tanto en la artesanía, la música y la lengua. «Quería rescatar mis tradiciones de mis ancestros», comenta, refiriéndose al arte de tejer, que ha practicado desde pequeña.
Sus principales técnicas fueron el tradicional telar de cuatro estacas, con el que dio vida a frazadas y aguayos y el telar a pino, que le permitió fabricar ternos, vestidos y poleras. Sin embargo, una operación en la rodilla, ya no la dejan trabajar como antes, pese a esto, continúa tejiendo a palillo con tela de alpaca con los cual confecciona ropa de bebé. Su clientela son principalmente visitantes de ciudades como Antofagasta, Santiago y Calama, lo que demuestra que el aprecio por su trabajo va más allá de lo local.
Además de su ámbito como artesana, Yolanda está profundamente conectada con su identidad cultural. «Es mi cultura, mi tradición, mi lengua materna», dice, remarcando el orgullo que siente al representar a su comunidad. “Con mi abuelita me crié, yo era la menor de seis hermanos y mi abuelita no hablaba castellano, entonces en Arica cuando entré a la escuela yo no sabía hablar castellano y todos mis compañeritos decían que yo hablaba inglés”, rememora entre risas.
Por eso reclama con propiedad, “la gente ya no habla como corresponde” y ejemplifica, “hay una asociación que se llama Jiwase Oraje, en el aymara no existe la vocal O”.
También se preocupa por el futuro de su herencia cultural, especialmente porque ve cómo las nuevas generaciones se están alejando de sus raíces. «La gente de hoy día no le interesan las cosas, no les interesa su cultura, sus tradiciones», lamenta, señalando que la pérdida de interés en el idioma y las costumbres ancestrales.
Pese a los obstáculos, Yolanda sigue adelante, no solo con su artesanía, sino también con la promoción de su cultura a través de la música, formando un grupo de canto aymara. «Yo quiero cantar mi canción en aymara, y quiero trabajar por mi cultura», afirma.
Su lucha no solo es por mantener vivas las tradiciones, sino también por obtener el apoyo necesario para que su cultura pueda florecer en las generaciones futuras.
