@analauraIQQ
Una de las cosas buena de la vida no es la Coca Cola, menos mí tarjeta de crédito, que la hago zumbar cuando puedo, sino que el sexo, en la mañana, en la tarde, en la tina, en el ascensor, en la cama, donde sea.
Y llegó a escribir sobre este tema, en una jornada tan importante como es el Día Internacional del Orgasmo. Algo tan rico, satisfactorio y saludable como un buen polvo, con un final de esos que te dejan con la cara llena de risa todo el día.
Si bien, acá no contaré detalles de mi vida afectiva y sexual, como eran esos folletos domingueros que sacaba el diario “La Cuarta” en los noventas, solo puedo confesar que casi siempre logro llegar a ese final que toda mujer debe disfrutar, ya sea con tu pareja o parejo, lo importante es jugar mucho y concentración. Bueno, yo soy la menos desconcentrada que hay en Iquique (creo…).
Es importante que la mujer valore ese premio que nos regala la naturaleza, que no nos reprimamos en este sistema machista, que disfrutemos sin temor, con ganas, con la velocidad del caso y la lentitud del proceso amatorio.
Como señora de las cuatro décadas, entre paréntesis, me carga Arjona, mis inicios en las lides sexuales no fueron de lo mejor. Criada a la “antigua”, donde la mujer era el objeto del hogar, preparada y educadas en escuelas técnicas para fabricar perfectas amas de casas. En un país de hijos ilegítimos y “naturales”. Donde, sin machacármelo cada día lo sentía , que debía llegar virgen al matrimonio.
Bueno las cosas cambian y hoy 8 de agosto disfrutemos nuestro placer y sin culpas.
Antes de escribir esta nota mi jefe me preguntó si algunas vez había fingido un orgasmo, le dije que nunca, pero la verdad , lo hice de pura weona para dejar bien al mino que era frío como pata de pingüino, que una vez que descubrió el Polo se derritió en menos que canta un gallo.
Feliz día a todas…
Nota publicada originalmente en el año 2015. La autora por motivos familiares ya no vive en Iquique, pero estamos autorizados para reproducir sus artículos.
