Que el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle es más fome que chupar un clavo lo tengo claro. Al interior de la Democracia Cristiana, antes de ser presidente le decían “Eduardito” y su único plus era haber sido hijo de un brillante político y mandatario, Eduardo Frei Montalva.
JCN
Quizás por eso, sus palabras en un seminario de la Universidad Católica (Clapes UC), sobre los 50 años del Golpe de Estado, que sacó del poder a un presidente elegido por el pueblo, como fue el “Chicho” Allende y después de la asonada militar, las crueles violaciones a los derechos humanos, llaman la atención porque todos tenemos claro que no es muy dado a la oratoria, sin embargo no tiene reparos en instalar el discurso acomodaticio de la Derecha más conservadora, que relativiza lo ocurrido el 73.
En su intervención, el exmandatario dijo muy suelto de cuerpo: “Por Dios que estamos peleados en este país, por Dios que discutimos de todo (…) no sigamos discutiendo los 50 años, si van a pasar 100 años, 200 años y no va a haber una verdad oficial”.
Esta frase no pesaría tanto en un exDC o alguien de la centro derecha, pero fueron las propias agrupaciones de derechos humanos, representadas por la diputada PC, Lorena Pizarro, que ayer fue trendic topic por su encontrón con su par Chiara Barchiesi, quienes le recordaron que su propio padre, el expresidente Eduardo Frei, también fue víctima de la Dictadura, como lo dejó en claro la justicia gracias a la incansable búsqueda de la verdad por parte de su hermana Carmen.
“Muchas y muchos seguiremos exigiendo justicia por él, aunque su hijo no lo haga”, posteó la dirigente a la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro en su Twitter, sobre la desafortunada frase de Frei hijo.
Qué lejos de la realidad está “Eduardito” al bajar el perfil a una etapa horrorosa en la política de nuestro país.
En el libro “Señor Director” del periodista Mirko Macari se recuerda una nota que publicó El Mercurio en 1993, cuando Frei Ruiz Tagle estaba postulando para llegar a La Moneda.
“El cuarto hijo de Eduardo Frei Montalva llegaba cómodamente aventajado a las elecciones de 1994 y dejaba de ser para los próceres falangistas «Eduardito, el hijo silencioso y parco, al que no pocos le corrían fama de tonto», como escribieron los autores del perfil titulado «La Voz del Silencio»”.
Así pues, con la vida de Eduardito… parece que no tiene un pelo de tonto
