Isaac Paredes, Evaluation Practice Leader en GEM Mining Consulting
La reciente caída en la producción de Anglo American en sus operaciones en Chile —Collahuasi, Los Bronces y El Soldado— no es solo una señal puntual que afecta sus resultados globales. Es, más profundamente, un síntoma estructural de los desafíos que enfrenta la minería contemporánea en su transición hacia modelos más sostenibles, resilientes y técnicamente preparados para escenarios inciertos.
El último informe operacional de la compañía reporta una baja considerable en sus volúmenes de cobre. Aunque podría atribuirse a contingencias de corto plazo, lo ocurrido expone una pregunta clave para toda la industria:
¿Estamos evaluando con suficiente anticipación la robustez de nuestros planes productivos?
Durante décadas, los planes mineros se han construido bajo supuestos determinísticos que asumen condiciones estables. Sin embargo, la realidad operativa es muy distinta. Factores geológicos, técnicos, hídricos y sociales interactúan de formas complejas y no lineales. Persistir en modelos que no capturan esta variabilidad es, en términos prácticos, una forma de subestimar el riesgo.
Hoy, herramientas como la simulación Monte Carlo, el análisis de sensibilidad estructurado o el uso de opciones reales para decisiones secuenciales permiten modelar estas incertidumbres con mayor precisión. Incorporarlas no solo es una buena práctica técnica: es una necesidad estratégica. Estas metodologías permiten anticipar márgenes de error, cuantificar el impacto de variables clave y diseñar alternativas operativas más sólidas.
Casos como Los Bronces o Collahuasi muestran también que los problemas operativos no pueden evaluarse de forma aislada. La integración entre planificación minera y operaciones de soporte —energía, agua, mantenimiento, logística— debe ser parte del modelo de evaluación. Las plataformas que simulan esta integración permiten estimar niveles de cumplimiento de los planes en horizontes de corto y mediano plazo, y entregan una visión más realista del desempeño futuro.
La evaluación estratégica del riesgo no busca eliminar la incertidumbre, sino gestionarla mejor. Proyectar bajo distintos niveles de confianza fortalece la toma de decisiones, permite justificar inversiones y priorizar recursos con fundamentos. En un contexto donde el acceso al agua es limitado, las leyes minerales disminuyen y las demandas sociales aumentan, operar sin una visión del riesgo es, en sí mismo, un riesgo mayor.
Lo ocurrido con Anglo American debe servir como una oportunidad para revisar los estándares con los que modelamos la producción futura. El valor de una operación minera no se define solo por su NPV esperado, sino por su capacidad de adaptarse, responder y sostenerse frente a la incertidumbre.
