Por GONZALO VALLEJO
Una gran crisis sacude los pilares de la Iglesia Católica debida principalmente a las acusaciones contra miles de sacerdotes y religiosos por abusos sexuales y psicológicos en contra de niños y adolescentes ocurridos desde hace muchísimos años hasta hoy en día. Nadie podría negar que el celibato está ligado de manera indiscutible a estas depredaciones sexuales, ya sea por acción u omisión, lo que conlleva a inferir que hay una complicidad evidente de la jerarquía al ocultar estos funestos hechos.
El celibato, condición básica del sacerdocio o de la vida consagrada, es una norma canónica prácticamente inhumana, pues está referida a una abstención sexual total y perfecta. Los religiosos que practican la castidad son simplemente seres asexuados o, acudiendo a la comprensión, son aquellos que valoran el celibato como un misterio o son poseedores de una real vocación o de una verdadera opción de vida al asumir este estado como la unión mística entre un Hombre y un ser superior, pero que, generalmente, sólo se da en las Órdenes Monásticas.
El Derecho Canónico impone esta norma, que ciertamente no es sana, puesto que para cualquier ser humano es imposible e incontrolable biológicamente sostener la ascesis sexual durante toda una vida. La desconfianza crece hasta en el mundo católico, por lo que no hay que eludir la revisión de las herméticas y rígidas leyes de esta religión. Muchos intelectuales progresistas católicos afirman que en la práctica es una institución activamente integrista por practicar e imponer abstrusas leyes canónicas irrealizables por las limitaciones de la condición humana.
Por todos los escándalos de pederastia clerical acaecidos en diferentes países como Alemania, Irlanda, Estados Unidos, Australia, Chile, México y otros, se puede decir que es una institución decadente, pues sus bases morales están absolutamente socavadas por la normativa imperante que la ha conducido sistemáticamente a atropellar derechos humanos básicos y que ha convertido al sacerdote en un hombre reprimido y en un depredador incapacitado para ejercer su labor para la que fue preparado.
Bergoglio viene a Chile en enero ¿ Es una visita esperada por la mayoría de los chilenos ? ¿ Es una visita hipócrita ? ¿ Es infalible ? ¿ Qué razones oscuras tiene para continuar protegiendo esta caterva de amorales ? ¿ Ha reconocido su pasividad en estos actos indignos ? ¿ Ha dirimido en los enfrentamientos entre los católicos conservadores y progresistas para solucionar o castigar estos luctuosos delitos ?
¡ Qué mayor inspiración para un buen católico y aún para quien no profesa religión alguna, el ejemplo de don Raúl Silva Henríquez, del cura obrero Mariano Puga, de Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff, gestores de la Teología de la Liberación, de José Aldunate, de Clotario Blest, de Pierre Dubois, de Ernesto Cardenal, de Felipe Berríos y tantos más, quienes lucharon y luchan por la reivindicación del pueblo pobre y por la defensa de los derechos humanos !