
El 20 de abril de 2023 se cumplieron 196 años desde que pasó por Iquique el célebre científico francés del siglo XIX, Alcide d’Orbigny, quien, al igual que Humboldt y Darwin, contribuyó al progreso de las ciencias. El sabio llegó a América veintisiete años después que Humboldt y Bonpland.
Alcide Charles Victor Marie Dessalines d’Orbigny nació en Couvëron, Loira Atlántico, Francia, el 6 de septiembre de 1802. Su padre y su hermano eran médicos naturalistas dedicados a escribir y editar libros sobre zoología, botánica y ciencias naturales, lo que explica su temprana vocación científica. Estudió en el Museo de París, donde sus habilidades como dibujante de objetos naturales le permitieron ingresar prontamente como parte del personal estable.
El Museo de Historia Natural de París le ofreció enviarlo a América para explorar y estudiar la flora, fauna y geografía, con el objetivo de incrementar sus colecciones sobre el Nuevo Mundo. Según sus propias palabras:
«Me dedicaba a coordinar mis numerosas observaciones sobre los moluscos, cuando, con motivo de la partida de Europa de una compañía inglesa encargada de explorar las minas de Potosí, en Bolivia, la Administración del Museo concibió el proyecto de enviar a América a un naturalista viajero… A principios de 1825 Geoffroy Saint-Hilaire me hizo saber que durante una sesión de la Administración del Museo, de acuerdo con Cuvier, Brongniart y otros colegas suyos, había propuesto encomendarme el viaje planeado…”
Visitó Sudamérica enviado por el Museo de Historia Natural de París en un viaje de exploración científica. Fue invitado por el presidente de Bolivia, Mariscal Andrés de Santa Cruz, para recoger información sobre la geografía, la botánica y la etnología de Bolivia. El mandatario lo contrató para que estudiara la posibilidad de construir un camino entre Cochabamba y Beni, buscando la mejor ruta. Alcide d’Orbigny permaneció en Bolivia desde 1830 hasta 1833. Con la información obtenida escribió el libro Descripción geográfica y estadística histórica de Bolivia.
El naturalista viajero planteó las bases de una nueva ciencia: la micropaleontología. Tras concluir su viaje a América del Sur, que inició en la corbeta Meuse, partiendo del puerto de Brest, Francia, el 31 de julio de 1826 con destino final en Buenos Aires, Argentina, y haciendo escalas en Tenerife, Río de Janeiro y Montevideo, d’Orbigny elaboró, entre 1834 y 1847, uno de los documentos mejor logrados por un viajero naturalista de su época. Escribió Viaje a la América meridional, una obra de once volúmenes resultado de sus viajes, que se prolongaron hasta 1834. Su obra solo es comparable con los extensos escritos de Humboldt sobre América Equinoccial.
El viaje de d’Orbigny duró ocho años (1826-1834). La obra mencionada consta de 4,747 páginas, 302 láminas a color y 122 en blanco y negro. También escribió sobre el origen del hombre americano, dedicando este trabajo a Alexander von Humboldt. Alcide d’Orbigny tenía 24 años cuando conoció Sudamérica.
«El hombre, el más perfecto de los seres», escribió Alcide Dessalines d’Orbigny al refutar al sabio Cuvier (Règne animal, 1825), quien, por desconocimiento, no se sintió autorizado para incluir a los americanos en las grandes razas consignadas en su obra. Esa definición refleja al propio d’Orbigny, cuyo talento para la investigación científica estaba acompañado de una profunda convicción humanista adelantada a los convencionalismos y prejuicios de principios del siglo XIX, una fe irreductible en el progreso de la civilización y la justicia para los pueblos y naciones, y una fortaleza física y tenacidad admirables.
Visitó seis países: Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, Uruguay y Chile. En Argentina realizó un recorrido que incluyó la navegación del río Paraná, explorando Corrientes, Chaco y Misiones. Luego viajó a la Patagonia, pasando por Chile, Perú y Bolivia.
En su obra Viaje a la América meridional, página 940, en relación con Iquique, escribió:
«El 20 de abril de 1830, después de cinco días de descanso, abandoné, impulsado por un buen viento, el puerto de Cobija o Puerto La Mar. Seguimos todavía las costas boliviana y peruana… Pasé frente a Iquique, frecuentado antes por los guaneros, especie de barcos que van en busca de guano en la Isla Iquique y lo transportan a la costa. Ese guano, que dejan los pájaros y se considera un excelente abono, se recoge al parecer desde hace tres siglos, en una isla de menos de una legua de circunferencia situada al norte de la punta de Iquique.
Muchas personas me aseguraron que habrá todavía durante mucho tiempo guano en ese lugar. Hoy ese villorrio es célebre por otro género de comercio, consistente en salitre o nitrato de potasa. El 22 de abril estábamos a tres leguas del Morro de Arica, una punta elevada que defiende el puerto.”
Alcide d’Orbigny pasó por las costas de Iquique a bordo del barco prusiano Kronprinz von Preussen (El Príncipe heredero de Prusia), nave mitad mercante y mitad militar. Su obra referente a la botánica, zoología, geografía y etnografía es considerada “uno de los monumentos de la ciencia del siglo XIX”, según Charles Darwin en su homenaje a Alcide d’Orbigny.
Dejó una colección de 100,000 especímenes vegetales y animales que constituyen un patrimonio de riqueza excepcional y todavía sirven de referencia a escala internacional. Estos especímenes se encuentran en el Museo de Historia Natural de París, Francia, y son consultados por especialistas de todo el mundo.
Alcide Dessalines d’Orbigny fue reconocido en vida por su prolífica obra científica y recibió numerosas distinciones, entre ellas:
- Caballero de la Orden Real de la Legión de Honor (Francia).
- Presidente de la Sociedad Geológica de Francia (1843).
- Miembro de numerosas sociedades científicas francesas y extranjeras.
- Caballero de la Corona de Hierro (Austria).
- Caballero de la Orden San Vladimiro (Rusia).
- Oficial de la Legión de Honor de la República de Bolivia.
En 1843 fue elegido presidente de la Sociedad Geológica de Francia. Sus restos descansan en el Cementerio Comunal de Pierrefitte-sur-Seine, en Francia. Falleció el 30 de junio de 1857, a los 55 años de edad. Su obra escrita alcanza un total de 55 volúmenes.
El gran naturalista viajero sostuvo:
«…que había venido a América para hacer ciencia y no para enriquecerse». Era un hombre de ideas liberales, sin prejuicios respecto a los grupos humanos—en particular indígenas—que tuvo ocasión de conocer y describió con respeto. Alcide d’Orbigny dejó a la humanidad una herencia científica excepcional.