ALEJANDRO FABRES
Párroco iglesia de Porvenir
Provincia de Tierra del Fuego
Me tomé el tiempo de buscar y descargar la carta de este grupo que se denomina «Amarillos por Chile». La leí, con calma, de punta a cabo. Y luego revise los nombres de los firmantes. Y puedo decir que en ella no hay en verdad «nada nuevo bajo el sol».
Parten dando una explicación de cómo surge en la historia el término «amarillo» y concuerdo plenamente con lo que señalan «aquellos que prefieren las reformas a las revoluciones». Y denostan todo lo que pueda ser parte de un cambio profundo. Recuerdo a un profesor de feliz memoria quien hablando de los procesos reformistas señala que la reforma él la definía como «un proceso de cambio para que todo siga igual», lo que diríamos en buen chileno, una aspirina para que todos queden contentos.
Me gustaría saber que opinaría el propio Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton o Radomiro Tomic, quienes llevaron a cabo uno de los grandes procesos políticos en Chile, y que denominaron la «revolución en libertad» y no «la reforma en libertad» lo digo pensando en la cantidad de figuras que hoy adhieren a este manifiesto publicado y que son de tradición demócrata cristiana. Más aún, leyendo los párrafos que continúan en donde hablan citando a W. N Yeats «Después de los sueños empiezan las responsabilidades» ¿Es que Frei, Leighton, Tomic y muchos otros fueron irresponsables al creer en el sueño revolucionario que los llevó a construir un proyecto de país?
Hablan de las grandes tragedias construidas desde el maniqueísmo político dividiendo al mundo entre buenos y malos. Sin embargo, este grupo de firmantes se ponen en el plano de los buenos, los que quieren el bien de Chile y los «otros» que no quieren ese bien. Y por eso comienzan a dar cátedra a los grupos de constituyentes, lo que deben hacer, en que lugar de la vereda deben estar, y cuáles son las decisiones que deben tomar ¿Quiénes son los maniqueos entonces?
Continúan señalando qué «el espíritu que debe primar en la convención es el del diálogo, la conversación, el escuchar de verdad al que piensa distinto». ¿Acaso eso no se ha hecho? Creo que ha habido un diálogo permanente y quienes se han cerrado y encerrado no han sido precisamente las principales fuerzas, sino un sector minoritario de la derecha. Tanto así que de ese sector ya se descolgó el periodista de la Maza, y el constituyente Álvarez ha dicho que el mantiene el diálogo abierto y constante. Para dialogar se requieren dos, no uno. Menos un sector que sabiéndose minoritario quiere continuar manipulando, tergiversando y victimizándose constantemente.
Me llama la atención la falta de rigurosidad al decir que el sector de derecha obtuvo el 44% en la última elección. Le doy el punto sobre la votación obtenida en el parlamento. Pero no fue en estricto rigor un 44%, fue un 44% de los que fueron a votar. Hoy, eso no es parámetro de representación para nada, ya que sabemos que nuestras elecciones se ven cada día más escuálidas en participación.
Lo que sí me queda en la retina que ese sector viene desde el plebiscito de 1988 haciendo un caminar, que se mantuvo silencioso durante gran parte del tiempo en que la concertación fue gobierno y que volvieron a sacar la cabeza en el primer gobierno de Piñera. Que la extrema derecha estuviera a punto de ganar esta elección es un indicio de que siguen estando presente y eso nos tiene que mantener alertas a quienes de verdad queremos y valoramos la democracia. Yo si le pongo apelativo. Una democracia participativa, inclusiva, humanista. Ser democráticos siempre dolerá, porque nos debe hacer reflexionar sobre el bien común, la búsqueda de la justicia, la tolerancia.
Es por eso que esta Constitución que se quiere generar no busca la perfección legislativa, creo que con este proceso constituyente se busca igualar un poco la cancha. Hacerla más cercana al ciudadano común y corriente. Eso de decir «enraizarla en nuestra propia historia» espero que no sea una alusión pensando que se busca copiar el modelo bolivariano, cubano, vietnamita o no se cual otro apelativo denostativo que han otorgado.
Solo recuerdo que en Chile la historia no sólo la escribe Frías Valenzuela, Encina, o Villalobos. También existe la de Hernán Ramírez Necochea, Luis Vitale y Gabriel Salazar. Hemos leído durante muchos años la historia desde los vencedores, creo que también es hora de incorporar a los vencidos, a los silenciados, a los desplazados. A los negros y negras invisibilizados, a los pueblos originarios, a los descendientes de la escuela Santa María de Iquique, a los nietos de los mineros de Lota y Coronel y a tantos otros.
También nosotros queremos recuperar el valor de nuestro suelo, el sonido de nuestras aguas, el color de nuestros minerales. Todo eso.
Hablar siempre de solo regulaciones económicas me hace pensar que este grupo de amarillos por Chile sigue pensando desde intereses económicos y no desde las personas que sufrimos los embates del Mercado, sus colusiones, sus alzas de precios. Olvidando el bien común y la búsqueda de una economía más humana y solidaria.
Yo creo que hoy, más que nunca, necesitamos apoyar la constituyente, dejando que trabajen, respaldando ese trabajo y viendo el poder terminar con el último enclave dictatorial que es la Constitución de 1980.