En una jugada que ni el más creativo de los guionistas de telenovelas podría haber imaginado, el presidente argentino Javier Milei recibió un balde de agua fría cuando Donald Trump anunció nuevos aranceles sobre el aluminio y acero de Argentina, generando un déficit anual de 600 millones de dólares.
Como si no fuese suficiente con que las exportaciones argentinas se vayan por el desagüe, Milei ahora se prepara para su viaje a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), donde promete negociar un acuerdo de libre comercio con Washington. Sí, porque nada dice «alianza comercial» como tener a Trump del otro lado de la mesa pensando en Australia y sus aviones.
Pero tranquilos, argentinos, que Milei sigue firme en su estrategia, a pesar de las advertencias de economistas y diplomáticos que señalan la falta de complementariedad entre las dos economías. ¡Vaya equipo de fútbol este! A falta de acero y aluminio, tal vez Milei quiera considerar exportar yerba mate y asados para equilibrar la balanza.
Trump, con su característico estilo, sentenció al anunciar la medida: «Con Argentina tenemos un pequeño déficit, como con casi todos los países, no así con Australia, que nos compra muchos aviones». Y así, el drama continúa en este episodio del comercio internacional.