El Bar Curupucho, un ícono en la ciudad de Iquique, celebra su cuadragésimo octavo aniversario con alegría y nostalgia. Desde su apertura, en 1976, este establecimiento ha sido testigo de innumerables momentos compartidos entre amigos, familias y visitantes tanto de Iquique como de otras partes del país. Su dueño, Alfonso Dastres, junto a su familia, se enorgullecen de mantener viva la esencia de este lugar tan querido por la comunidad.
El Bar Curupucho ha sido más que un simple local de bebidas y comidas. Ha sido un punto de encuentro, un refugio para quienes buscan conversar, reír y disfrutar de la compañía de otros. A lo largo de casi cinco décadas, sus puertas han recibido a parroquianos fieles y a figuras destacadas del espectáculo y la política.
Entre las anécdotas que se cuentan sobre el Bar Curupucho, destaca la visita del cantante español Manolo Galván en los años 80. En una noche inesperada, cuando el local estaba a punto de cerrar, Galván ingresó y compartió su música con los presentes. Los asistentes cantaron junto a él, creando un momento que quedó grabado en la memoria colectiva de los parroquianos.
Otro visitante ilustre es el actor nacional Daniel Alcaíno, conocido por su personaje de Yerko Puchento. Alcaíno ha frecuentado el bar en varias ocasiones, y su humor y simpatía han dejado huella en quienes han tenido la suerte de cruzarse con él.
En la celebración de este aniversario número 48, Alfonso Dastres, rodeado de amigos, clientes habituales y nuevos rostros, alzó su copa en un emotivo brindis. «Por otros 48 años de risas, confidencias y buenos momentos en el Bar Curupucho», expresó con gratitud.
A pesar de los cambios en la ciudad y la desaparición de otros bares, el Curupucho sigue siendo un faro de tradición. La fidelidad de sus clientes ha sido clave para su supervivencia
¡Felices 48 años, Curupucho!