RAFAEL MONTES GONZÁLEZ* Reconozco que ha sido como predicar en el desierto. Hace años que vengo diciendo que la delincuencia y los problemas que todos conocemos van a terminar con esta ciudad. No sólo lo digo yo. Ya hay numerosos iquiqueños que tienen preparadas sus maletas para partir y otros se adelantaron y partieron. Pese a este descalabro, aún es tiempo de frenar el accionar de los delincuentes y de los narcos que hacen de las suyas en el tráfico de drogas y desde ahí se generan todos los males que estamos viendo. ¿Qué falta para terminar con este flagelo? Sólo falta personalidad y voluntad. Personalmente y como presidente de la Cámara de Comercio, institución que me honro en presidir y que es la organización gremial más antigua de Iquique, he planteado propuestas a diferentes autoridades para ver cómo podemos poner atajo a este problema. La gente de bien está agotada. El avance de la delincuencia no sólo es posible verlo en las noticias de los diversos medios de comunicación, sino que es comentario obligado en encuentros con diversos dirigentes vecinales de todos los sectores de la ciudad, quienes coinciden en que los delincuentes tienen un campo propicio para desarrollar sus delitos por una mala administración. Los que somos de esta tierra, lamentablemente la estamos viendo morir. No soy el único que siente lastima por la agonía de Iquique, pero nadie está haciendo nada porque esto cambie. Últimamente, debido a todos los problemas que tenemos hoy en Iquique, y cada día, escucho más a empresarios, profesionales jóvenes, comerciantes, etc., que se trasladaron a otras ciudades y sólo vienen a ver sus negocios, están unos días trabajando acá y se marchan porque aquí no tiene la calidad de vida que están buscando. Esta situación se da cada día, porque, además, es una ciudad cara para vivir, pero la pésima calidad de vida es la que está ahuyentando a muchos. Iquique y Tarapacá tienen un potencial enorme, pero pésimamente aprovechado, no estamos atrayendo ni reteniendo a nuestra propia gente que está migrando a mejores lugares para vivir. Es una triste realidad y no reconocerla es querer tapar el sol con un dedo y no aceptar la crítica nubla cualquier horizonte de esperanza. El cambio tiene que venir de la voluntad, decisión y personalidad de la autoridad. No podemos seguir viviendo sin expectativas. El cambio decisivo debe ser hoy y no mañana. Iquique debe recuperar la tranquilidad que la caracterizó y que se añora. *Rafael Montes, presidente de la Cámara de Comercio de Iquique]]>
Avance de la delincuencia (Opinión)
Noticias relacionadas
diciembre 11, 2024
diciembre 11, 2024