Hay cosas que me molestan de mi país, como es esa manía de creernos los “ingleses de América”, que somos superiores a nuestros vecinos, que nuestra bandera ganó un concurso como la más linda del mundo, que el himno nacional es el más bonito después de la Marsellesa. Solo mitos que hacían reír al escritor chileno Joaquín Edward bello y al investigador Oreste Plath, pero que el imaginario colectivo comenta y crea el mito.
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Ese sentimiento de superioridad también se aplica al interior de Chile, donde se discrimina a los pueblos indígenas, a la cultura de los pobres (se les califica de huachaca*), al hombre de campo, a los inmigrantes y a los gitanos. No era raro escuchar a nuestras madres erigir una severa amenaza que si no tomábamos nuestra leche nos “secuestraría un gitano”.
Esta superficial “superioridad” la vivió la imagen un gran cantante de los años 70, Nasslo Nicolich, que de ver brillar las luces de los estudios y la fama pasó a cantar, treinta años después, en la calle, en los arrabales de Santiago. Allí les contaba a los transeúntes que fue famoso en alguna época. Pidiendo el reconocimiento perdido. Cantando con un artesanal equipo sonido sus antiguos sus éxitos. Intentando eludir el ruido de los automóviles y el voceo de los vendedores…
Nasslo Nicolich, nació en una carpa como todos sus ancestros. Vivió la discriminación de los “chilenos”, pero un día fue a cantar a una radio. Aparte de cantar, bailó y le gustó al público. Llegó la fama, las grabaciones, las entrevistas, sus admiradoras fundaron clubes. El semidiós de la televisión, Don Francisco lo llevó a su Sábados Gigantes. Fueron años de esplendor. “Ojos verde mar”, “En las líneas de tu mano”, “Mi linda gitana”, y “Estas enamorada”, son algunos de los éxitos del gitano chileno Nasslo Nicolich.
De un momento a otro Nicolich se quedó solo, a oscuras sin las luces del estrellato. Su alma nómada los llevó a recorrer América como consuelo. Años después, creyendo que le tiempo se había detenido desde su partida, volvió a buscar el reconocimiento a su figura. Nadie lo recordaba, o nadie quería recordarlo.
Pero Nasslo se reinventó y se fue a cantar en la calle, a aquellos discriminados igual que él: al campesino, al poblador, a la mujer, al homosexual, al mapuche. El sistema brutal que solamente promueve el culo (poto) o las tetas de la modelo del momento, no tuvo tiempo para un “gitano” talentoso. Sería muy importante para rescatar parte de la historia musical chilena, reconocer y rescatar a un hombre que fue importante para el mundo del espectáculo chileno. Los homenajes se hacen en vida, bajo tierra ni los gusanos escuchan.
El 2 de diciembre del año 2021, Naslo Nicolich fallecía a los 71 años de un cáncer estomacal. Ahí volvió la figura del “Gitano” a los medios que lo había olvidado por décadas.