Con una caricatura, creada por el profe Gerardo Segovia, que representa a todos los parroquianos que acuden al local, el Bar Grill “Curupucho”, celebró 43 años de vida atendiendo a los clientes del barrio y de todo Iquique Glorioso.
El Curupucho está ubicado en una casa del tiempo de la administración peruana, Aníbal Pinto 751, con una arquitectura típica que soportó la nueva urbanización chilena de fines del siglo XIX.
Otra característica del Bar es que, dicen, es el único que está al lado de un recinto de Carabineros. Siempre hay un uniformado haciendo guardia y en las noches de cenas y celebraciones, algún parroquiano le lleva al centinela un “platito” y un bebida gaseosa.
Otra característica, es la confianza que tiene Dastres con sus parroquianos, que algunas veces, sale a hacer compras y deja a uno de los parroquianos a cargo de “la barra”, momento que se produce una algarabía por una utópica gratuidad de tragos.
Alfonso Dastres también cuando observa que la mayoría esta “arriba de la pelota”, cierra el local y amablemente pide a sus parroquianos que se vayan a sus casas.
La última semana de mayo del año 1976 -recuerda Alfonso Dastre- que él junto su hermano abrió su local en una vieja casona construida en la época cuando el puerto glorioso era parte del Perú. Con el tiempo se quedó solo con el bar, que fue integrando a los viejos iquiqueños, algunos de El Morro, El Colorado, Matadero o de la Plaza Brasil. El Curupucho con los años se convirtió en una mezcla de personajes queridos y recordados, desde el más pinochetista, al más izquierdista pagan sus afectos al lado de un congrio con arroz y un Cabernet Sauvignon.
El “Curupucho”, con su ornamentación que recuerda al viejo Iquique y su pasado pampino, lugar que no es solo para apagar a los sedientos marinos, empresarios, ejecutivos, periodistos, comunicadores, señoritas, pololas y parejas, sino que hay un lugar para el arte y la cultura, que acapara el “chino” Ross Murray y el profe Segovia.