Con la inauguración de un cuadro de honor con los retratos de los parroquianos más antiguos, el bar Curupucho celebró 39 años de vida atendiendo a la bohemia iquiqueña. Su propietario, Alfonso Dastres, recordó la fecha con los clientes habituales del céntrico bar, único ubicado al lado de Carabineros.
En la oportunidad se descubrió un mural que contiene los rostros de los parroquianos frecuentes y otros que ya partieron. La obra es del profesor y también antiguo cliente del Curupucho, Gerardo Segovia. El encuentro contó con la presencia de la familia Dastres y amigos de tradicional rincón iquiqueño.