Erika Aliaga Maureira
Activista socioambiental y presidenta de la Asociación Gremial de Economía Circular – AGEC
El pasado jueves 7 de octubre la ciudadanía se enteró que, a 9 días de vencer el actual y millonario contrato de gestión de residuos domiciliarios (vigente desde el 2014) entre la empresa Cosemar SA y la Municipalidad de Iquique, este último no elaboró las bases para una nueva licitación, argumentando confusamente “olvido o error”.
En el mes de mayo solicité audiencia con el director de la Dirección de Medioambiente y con el director de Secoplac, con el objetivo de levantar la necesidad de que Iquique transitara a una gestión sustentable de residuos una vez vencido el actual contrato de gestión de desechos el 16 de octubre del presente año. El primero me indicó que se encontraban trabajando en las bases, y el segundo no contestó a la solicitud, incurriendo con ello en una falta a la ley de lobby.
El día 2 de septiembre, en una reunión con vecinas/os del borde costero a la que asistieron funcionarios municipales, incluido el alcalde, me acerqué al director de Aseo y Ornato que se encontraba presente, con el fin de recordarle que el próximo 16 de octubre vencía el contrato con Cosemar y que necesitábamos avanzar a una gestión sustentable de residuos. El director me indicó que las bases estaban listas y la licitación a punto de publicarse. Debo sumar a esto que la misma información le transmití a diferentes funcionarios municipales en diversas instancias informales, y, además, me dispuse a colaborar en materia de economía circular. Hoy, argüir olvido y error por parte de los funcionarios es querer justificar lo injustificable.
La basura ha sido un tema sensible desde hace demasiados años, justamente por la incapacidad del municipio para mantener limpia la ciudad a pesar de pagar uno de los precios más altos en Chile por este ítem. Lo cierto es que el municipio concentra su inversión y preocupación entre Cavancha y Playa Brava, mientras las caletas y muchos barrios de Iquique se mantienen sucios y olvidados, y Alto Hospicio recibe su basura, cargando con un vertedero colapsado que funciona irregularmente, y con las plagas y enfermedades que ahí se originan (del grave e irreversible perjuicio ocasionado a las/os vecinas/os de El Boro escribiremos luego).
Lo ocurrido es tremendamente grave, el municipio arriesgó a todo Iquique a una peligrosa crisis sanitaria y ambiental, mientras las/os ciudadanas/os debemos seguir cumpliendo nuestras obligaciones tributarias que pagan los altos sueldos de quienes no hicieron la pega para la que fueron contratados. El daño ya está hecho: o pagábamos un millonario precio por 8 meses más o la basura se acumulaba en las calles quien sabe por cuánto tiempo. Finalmente, esta falta le costó a la comuna un contrato de asignación directa por unos tres mil millones de pesos que beneficia a la empresa Cosemar. Esto debe ser investigado con seriedad y rápidamente para sancionar, como corresponde, a quienes resulten responsables.