julio 8, 2025
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May

Camino al medio siglo | Manolo Galván, «El diente de tiburón» y más: las anécdotas del Curupucho

JCN

Con la esperanza de estar presentes el próximo año en las celebraciones por los cincuenta años del Bar Curupucho, la noche del viernes se reunieron el dueño del local, Alfonso Dastres, su familia y los parroquianos para celebrar un nuevo aniversario del único boliche que se encuentra al lado de un recinto de Carabineros.

El Bar Curupucho inició sus actividades el 29 de mayo de 1976 en una ciudad que, en ese entonces, tenía un promedio de 80 mil habitantes y comenzaba a experimentar el auge de la zona franca. En esa época, la alcaldía de Iquique estaba ocupada por el designado de la dictadura, Patricio Vidal Corbalán. La ciudad contaba con dos diarios: El Tarapacá y La Estrella.

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Según recuerda Alfonso Dastres, en sus inicios el bar funcionaba como una confitería, pero con los años evolucionó hasta convertirse en un bar grill y una picada patrimonial de Iquique. El Curupucho está ubicado en una casa centenaria y patrimonial de finales del siglo XIX.

«En ese tiempo se podía recuperar el dinero rápido. Había gente de Zofri y pocos locales de este tipo, solo bares grandes para personas mayores, no para la juventud. Este es el bar grill más antiguo, porque los otros son solo bares», cuenta Alfonso.

GALVAN

Entre las anécdotas que recuerda su administrador destaca una noche, a fines de los años 70, cuando el local ya había cerrado y regía el toque de queda. De pronto, ingresó al negocio el cantante español Manolo Galván, quien había realizado una presentación en el Teatro Municipal. Galván, mientras se tomaba su copetito, interpretó algunos de sus éxitos, como ¿Por qué te marchas, abuelo?, Pequeño gorrión y Deja de llorar, canciones que fueron coreadas por los parroquianos que aún permanecían en el local.

Por esos años, los cines de Iquique exhibían con éxito la película Tiburón, lo que inspiró a Dastres a crear un nuevo trago para el bar. «‘El diente de tiburón’ nació en 1978, cuando la película estaba de moda. Vi la receta en una revista, le reemplacé algunos ingredientes y lo hice más dulce», recuerda.

Otra tradición que se rememora es el gesto de los parroquianos en cada aniversario con el carabinero que hacía guardia en la Prefectura, ubicada al lado del Curupucho. Cada año, el grupo preparaba un plato con canapés, empanaditas, trozos de pizza y una Coca-Cola para el uniformado. Sin embargo, esa costumbre se perdió, ya que la Prefectura ya no cuenta con guardia nocturna.

AVISALE

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En año 2014, el ilustrador iquiqueño Gerardo Segovia realizo una galería con los parroquianos de visitan diariamente el Bar de Aníbal Pinto 751. Algunos de los rostros que integran la muestras ya no están, pero son recordados con cariño.

Con el tiempo, los parroquianos fueron formando algo parecido a una familia, con afectos y las inevitables rencillas que surgen en los grupos. En esa época, nacieron los sobrenombres de algunos destacados asiduos del Curupucho, muchos de los cuales ya no están, pero aún se recuerdan con cariño: Pepe Lasalla, tío de la actriz Berta; el profe Joaquín Ramírez; y El Avísale, Manuel Jiménez.

Entre los visitantes recurrentes del Curupucho está el actor Daniel Alcaino, quien, cada vez que visita Iquique, se da una vuelta por el bar patrimonial del barrio El Morro.

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En el año 2019, el  bar fue parte de un libro con imágenes  de los bares patrimoniales “Iquique en estado de Shops”, de la fotógrafa nortina Marianne Fuentealba. El fotorreportaje se grafica la vida del bar Curupucho y sus parroquianos

La pandemia fue un golpe duro para los bares tradicionales de Iquique, que estuvieron casi un año y medio sin poder atender público, pero debieron seguir pagando sus patentes comerciales. El Curupucho no fue la excepción. «Estuvimos un año y cuatro meses cerrados. Uno tiene que ser ordenado (…). Hacíamos empanadas los fines de semana, de mariscos y queso, vendiendo por la ventana y con entrega a domicilio. La venta fue aumentando: de 50 a 60, luego a 80 y hasta 90 empanadas por fin de semana», recuerda.

En 2021, con el fin de las restricciones por la pandemia, el Curupucho retomó su habitual movimiento. Esta vez, el hijo menor de Dastres, Benjamín, se sumó a las labores, aportando un nuevo impulso y convirtiendo el lugar en escenario de tocatas y presentaciones de teatro.

Por ahora, Alfonso Dastres y un grupo de antiguos parroquianos comienzan a preparar los festejos por los 50 años del Grill Bar Curupucho, que se celebrarán en mayo de 2026.

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