JOSE CANCINO N.
El miedo es quizás la mejor arma que tiene la Derecha, y a veces la izquierda, pero es algo que supera la paciencia por estos días, donde las ideas y propuestas quedan en segundo plano. Hoy a menos de un mes del ballotage, vuelta, la campaña del terror que realizan sectores de ChileVamos, si bien en algún momento causan risa, pero en el resumen originan temor en algunos sectores de la comunidad.
Con una falta de respeto tremenda a Venezuela, que técnicamente no es una dictadura, es el cliché de los personeros de derecha para infundir temor en población, al comparar la crisis política de ese país con lo que podría pasar acá.
Basta recordar que durante el plebiscito de 1988, que sacó a la dictadura de Augusto Pinochet de La Moneda, se decía que si ganaba el NO, Chile volvería a 1973, y campañas del miedo con las figuras de don Pato Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, de éste último se decía que sería como el gobierno de la Unidad Popular, sin embargo el ex presidente fue más amigo de los grupos económicos que de la gente que lo votó.
ENCUESTAS
Pero el terror también tiene una carita feliz con las encuestas donde Cadem, semana a semana, martillaba a los chilenos que Piñera era la única opción para ser “el próximo presidente”, dando cifras muy bajas de popularidad a la Presidenta Bachelet. Hoy ni se sonrojan, al ser apuntados con el dedo por el manejo que hicieron de las cifras.
La idea no es hacerle campaña a Guillier desde este medio, pero la Derecha subestima a la población, a los vecinos, los que hablaron con los resultados de las últimas elecciones, una lectura contraria a los pronósticos del terror.
La derecha y algunos integrantes de ChileVamos, quieren infundir miedo y no proponer ideas reales, como esperan los chilenos.
Pero también el oficialismo tiene culpas en eso, primero que en forma pasiva miró como la Oposición le pasó la retroexcavadora al programa de Bachelet, sin defenderla. Con una Democracia Cristiana que pateaba en las canillas al Gobierno, atacando al Partido Comunista, que en el balance final se puso mucho más con el Gobierno.
Chile necesita repartir mejor la torta, cosa que derechas ni izquierdas parecen querer, pero la votación del Frente Amplio dijo lo contrario, que de tres diputados subió a veinte, una lección que tiene que tomar en cuenta el duopolio, que ha gobernado durante casi tres décadas.