La ciencia ha refutado el mito que ha imperado por siglos: Que las mujeres son el «sexo débil», y que son más vulnerables que los hombres, en todo.
De hecho, según una recopilación investigativa hecha por Alicia Shabecoff a comienzos de año, y citada en la revista Scientific American, se ve que los hombres son más frágiles, por constitución, a insecticidas, contaminación y exposición de metales que las mujeres. Ellas tienen un sistema inmune más fuerte y se enferman menos de gripa.
Igualmente, Shabecoff probó que morían más niños que niñas en la primera infancia. Aunque a lo largo de la Historia siempre nacían niños en una relación de 106 a 100 niñas, estos tienen más complicaciones para superar el parto. En Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón, el número de hombres que nace ha disminuido comparado con el de las mujeres. Ellos tienen un 30% de probabilidades de morir más que las niñas en su primer año.
Por otro lado, los niños son más propensos a sufrir autismo. De hecho, tienen un mayor índice (hasta 5 veces más). También son más susceptibles a la exposición al plomo y tienen más asma. Todo empieza en la concepción.
Los humanos inician con características femeninas, pero su transformación a «masculino» es una odisea. En la octava semana, el cerebro unisex debe transformarse en uno masculino. En el proceso mata algunas células en los centros de comunicación, y genera más en los centros sexuales de agresión.
Pero eso no es todo. Como el hombre es tan complejo, esto hace que existan más divisiones celulares, y más vulnerabilidad a la polución. El cromosoma X es más grande al tener mayor información genética y protege más. El hombre solo tiene uno.
Las mujeres son más fuertes. Tienen estrógenos, y estas hormonas reparan al cerebro luego de lesiones neurales. Por eso también tienen respuestas genéticas que favorecen al sistema inmune. Si hay testosterona en alto nivel (hormona masculina), sobre todo en el vientre materno, esto puede causar «el extremo cerebro masculino», nombrado así por el neurocientífico Simon Baron Cohen. Este es propio de niños autistas.
El Martillo: