El secuestro y posterior asesinato de tres integrantes del Partido Comunista de Chile, en plena dictadura de Pinochet (1973-1990), pasó a la historia como el caso Degollados, hecho que estremeció al país.
El 29 de marzo de 1985 agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomar) secuestraron a Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino. Luego fueron encontrados sin vida y se comprobó que recibieron crueles torturas.
“A mi padre le extrajeron las uñas de las manos, le quemaron ambas orejas y le quebraron la frente de un culatazo (…). Al alba del día 30 de marzo decidieron el método para deshacerse de ellos: utilizar un corvo atacameño para degollarlos y que murieran desangrados”, relató Manuel hijo de uno de los degollados.
Autoridades de la época explicaron el crimen, en un comienzo, como consecuencia de una purga entre militantes comunistas. Sin embargo, los antecedentes narrados y los reunidos en la investigación judicial, llevaron a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación a establecer que Guerrero, Parada y Nattino fueron ejecutados por agentes del Estado en razón de su militancia y las actividades que realizaban. (Museo de la Memoria)