@plumaiquiqueña

Hoy estamos de fiesta, tenemos nueva casa. Hoy vamos a honrar al universo y a nuestra primera madre, la madre tierra. La Pacha está celebrando su existencia, indistintamente del lugar en el cual estemos, bajo el alero de la noche oscura y esta Pandemia sin fecha de expiración. Es menester volver a nuestros orígenes, a nuestras raíces indígenas. Tenemos un origen chamánico que corre por nuestras venas, y durante nuestra evolución nos fuimos alejando de ese espíritu sanador. “Pacha” significa universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que “Mama” es madre.
En tiempos pretéritos, los pueblos indígenas de América Latina celebraban esta costumbre ancestral de gratitud a la tierra cada primero de agosto, día de la Corpachada, ceremonia tradicional en la que se ofrendan alimentos y bebidas, al tiempo también que se agradece por las buenas cosechas y fecundidad para los rebaños.
A la Pachamama la podemos honrar en un lugar específico, puede ser en casa, puede ser en la montaña, desierto o río. Desde la vereda de la ciudad, honremos a la madre con nuestra generosidad, con nuestros propios productos; mangos, guayabas, chumbeques, naranjas, polulos, un delicioso arroz con pescado frito o simplemente un té con hierba Luisa, tales son elementos holísticos de la historia familiar iquiqueña, arraigadas a las manos amorosas de la madre o abuela que nos cuida desde el cielo y de esta tierra milagrosa que nos vio crecer entre Cavancha y el dragón dormido. Realizar el acto del intercambio, compartir el pan, los alimentos; por modestos que sean, reflejan la intención de agradecer y venerar a esta tierra linda que nos provee lo necesario para alimentarnos y brindar cariño.
La Pacha merece todos nuestros respetos. Es nuestra madre, nuestra primera madre. Mirra, hoja de coca, vinito, alcohol de caña, dulces, coya (hierba que sana los animalitos), lanita roja, pan de plata, pan de oro, tabaco, incienso y copal. Todos estos productos son ofrendas de amor para que la tierra coma, beba y fume en abundancia y reciprocidad desde la costa, la depresión intermedia, la cordillera y la selva.
Podemos juntar piedras, contagiarlas de energía positiva, recuerdos hermosos, palabras de amor y luego dejarlas junto a las ofrendas. También podemos escribir anhelos o logros en un papel y dárselo a la Pacha de manera simbólica para qué nos guie en eso que tanto buscas para alcanzar la paz interior.
Dice la tradición, que no hay casarse ni hacer negocios en este mes, la tierra está cansada y revuelta.
En este día y en todo el mes de agosto, donde esperamos la festividad y la bendición de nuestro santo Patrono el Lolito, deseamos que brote de la estepa tarapaqueña, la memoria que el ser humano perdió por sus orígenes y costumbres ancestrales, deseamos que el viento sople con la chusca pampina y genere un torbellino de consciencia, traducido en un nuevo canto de zampoñas, una añoranza por volver a agradecer y bendecir la simpleza hermosa de la vida. Yo voy a preparar una mesa para compartir con mis hijas, adornada de un puñado de harina, chocolatito calentito y los recuerdos alegres para que no olviden agradecer la dicha de vivir y pintar de rosa el horizonte para las nuevas conquistas.
¡Feliz día madre Pacha!, hasta que nos volvamos a abrazar en la mesita larga del rincón familiar…Jallalla.