«Las autoridades bolivianas sabían que mis familiares iban a una zona roja».
El Deber de Santa Cruz de la Sierra consigna en su edición digital que la hija de uno de los chilenos que trataban de recuperar un camión robado en Calama a fines de junio, fueron atacados en Challapata, luego de verificar que por la zona se encontraba una parte del camión robado.
María José Bello dijo que la última vez que tuvieron contacto su padre, Mario Bello Marañao, y su cuñado, Luis Alfredo Anza Achu fue a las 9:30 am de este sábado.
La hija de la víctima relató que llamaron desesperados, avisando que los estaban persiguiendo personas armadas. Pidieron ayuda.
Por otras personas que los acompañaban, supieron que el vehículo en el que se transportaban se encontró a orillas de un camino, con marcas de bala y las cosas tiradas en el piso.
«Después nos llamaron de la Policía para decirnos que mi padre estaba herido de gravedad, pero no sabemos más, y mi cuñado está desaparecido», informó El Deber.
Bello, dijo que si tienen a su cuñado, que se queden con el camión, «no nos va a interesar más el bien material. Habíamos logrado muchas cosas, llegamos al Gobierno boliviano, hicimos lo que muchas personas no hicieron, pero preferimos mil veces recuperar la vida de mi cuñado, antes que seguir buscando porque probablemente hay muchas más personas metidas, narcotraficantes, quizás gente del mismo Gobierno, no sabemos. Quizás llegamos tan lejos que tuvieron miedo, que se queden con el camión, solo queremos recuperar a nuestro cuñado que está perdido ahora», dijo.
Los dos chilenos iniciaron una investigación por cuenta propia, y llegaron a la zona donde se encontraba el vehículo.
Según María José Bello, alguien les dio a conocer la ubicación, les insistió que el camión estaría en un punto determinado. «Ayer recibimos información de que el camión estaba ahí, y probablemente esta persona sabía que nos iban a hacer una emboscada, tenían todo programado, porque nos insistió tanto en que el camión estaría ahí, nos envió una foto, y miren lo que pasó. Creemos que fue una trampa», indicó.
La mujer asegura que las autoridades bolivianas sabían los movimientos de los dos chilenos, y que a pesar de que «sabían que se dirigían a una zona roja (nosotros no lo sabíamos), no acudieron. Nos dicen lo mismo, que es un protocolo que deben seguir, que deben pedir autorizaciones para desplegar a su gente», cuestionó.