El trabajo de James Dillon Wright, mejor conocido como Dillon Boy, surge de la mezcla de street art y pintura, combinando cultura pop, publicidad y varias marcas que quizá nunca se habrían visto juntas.
Dirtyland es un ejemplo de ello, donde las princesas Disney salen de contexto, rompiendo lo convencional y se presentan como figuras centrales de algunas antiguas revistas eróticas, dando detalles en spray, goteos, stencils y garabatos para elaborar una gran composición.