abril 18, 2024
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16

Feb

El “jovencito” de la película (Historias de Iquique Glorioso)

Catripetro*

Como no olvidar aquellos momentos felices de mi infancia, cuando íbamos al cine con mi padre y mi hermano menor Víctor, no nos perdíamos películas del “western italiano” y americano, con esos hombres rudos que montados en sus caballos mataban a los bandidos con una sola pistola o revolver y eran buenos con armas de fuego, blanca o a los puñetes.

Esos héroes de mi infancia me acompañaban hasta en mi barrio, que cuando nos elevábamos en el columpio, y estábamos alto, nos sentábamos y nos lanzábamos hacia atrás al vacío, dando una voltereta en el aire y caíamos parados, la cual la llamábamos la vuelta del Django (Yango), en homenaje a uno de los pistoleros de esa películas del lejano oeste.

el bueno el malo y el feoNuestra inocente vida, nos llevaba incluso a soñar que éramos los “jovencitos” de la película y tanto añorábamos y queríamos a esos valientes cow boy, que nos comprábamos cartucheras y pistolas a fogueo y en la plaza, jugábamos a ser niños vaqueros, donde hasta nos enfrentábamos a duelo.

Esos momentos no volverán y menos los niños de hoy reviven esas historias, ya no conocen y no les interesa esas historias, además, nuestros padres nos compraban revistas de historietas de ese tipo, como “El Jinete Fantasma”, “El llanero Solitario”, “Sunday”, “Far West”, “Hopalong Cassidy” y hasta nos compraban pantalón de mezclilla marca “Pecos Bill”, que traían un vaquero gringo con un rifle.

Que años aquellos, cuando el cine era parte de nuestras vidas y teníamos para

Nuestros padres nos compraban revistas de historietas de ese tipo, como “El Jinete Fantasma”, “El llanero Solitario”, “Sunday”, “Far West”, “Hopalong Cassidy”.

escoger entre El Nacional, Coliseo, Municipal, Tarapacá y La Comaco, de propiedad de Ernesto Monrroy, que estaba ubicado detrás de la Quinta Monrroy en la población O“Higgins, donde la sala no tenía butacas, sino que bancas de maderas y el que no alcanzaba donde sentarse, lo tenía que hacer en el suelo, ya que llegaba gente muy humilde y cuando Iquique llegaba hasta la avenida Salvador Allende, que en esa época era 13 Oriente y por el sur hasta Cuarta Sur, ahora Diego Portales, ya que después había quintas.

Con incendios y el progreso en Iquique, toda esa tradición cambió, ahora los iquiqueños ya no somos los mismos, nos quedamos con ese recuerdo y algunas revistas que todavía conservo en mi poder, más me transpiran los ojos cuando invoco esos años, los de mi niñez, la juventud, pero la sabiduría la conservo, para entregarla a las actuales generaciones, pero muchos de ellos creen que el mundo comenzó con su vida. Mientras yo, sigo pensando en los viejos vaqueros, y disparando tichun tichun, como en aquellos años dorados, cuando me reinventaba con mis cananas a la cintura y era el joven de la película de la vida.


*Catripetro, es el seudónimo que utilizaba nuestro compañero Edgardo Barría para firmar sus crónicas sobre sus relatos del iquique de los años 60 y 70. Este artículo fue publicado por primera vez en El Sol de Iquique en el 2010.

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