NELSON MONDACA I.
Estamos a 30 días del próximo domingo 4 de septiembre, donde los chilenos/as vamos a concurrir a las urnas. Haciendo uso de nuestro justo derecho, cada cual, en forma secreta emitirá su sufragio, sea por: Apruebo y/o Rechazo.
Cómo ha sido tradicional en el país, las elecciones libres y democráticas, es cuando el pueblo manifiesta su voluntad directa. Por consiguiente, gana la mayoría y los perdedores deben asumir su derrota. Esta vez, no es para elegir a un determinado candidato y de eternas de campañas electorales. Entonces, no se trata de una elección más. Su trascendencia tiene que ver con décadas y generaciones de compatriotas.
Claro, las preferencias por una de las posiciones están más vivas que nunca. Así tenemos que, los partidos políticos de derecha, de izquierda, centro de ambas tendencias y de igual forma los extremos, toman fila y se colocan a la cabeza respectivamente de ambas opciones. Según los intereses que defienden, de acuerdo a sus principios y filosofía de sociedad, terminan polarizando esta consulta ciudadana.
De tal manera, que este plebiscito se convierte en un campo de batalla; los debates suben de tono, los analistas y opinólogos de diversos medios comunicacionales, donde, no escapan los garabatos y exabruptos. En general difunden puedas verdades, más que cubrir una necesidad de cultura cívica, reflejan la pobreza intelectual de quienes las emiten. Una vergüenza.
Asimismo, existe una cierta derecha extrema, viuda furiosa y amarga de la dictadura, que se niega a reconocer que el mundo cambió, dicen amar la democracia, pero en cada amanecer cierran los ojos ante los detenidos desaparecidos y torturados que hasta el día de hoy no tienen justicia, según dicen, “son cosas del pasado”.
No quieren por ningún motivo aceptar lo sostenido por otros políticos del mismo sector de la derecha, quienes han levantado sus voces a los cuatro vientos que en la práctica “La Constitución del 80 está muerta”. Libro 1925. Autores: Arturo Fontaine*Juan Luis Ossa*Aldo Mascareño*Renato Cristi*Hugo Herrera*Joaquín Trujillo. Prólogo de Sonia Montecino; Premio. Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
De tal manera que los políticos que se dicen de derecha moderada, democrática, antipopulista y patriótica, no están por el “Apruebo”, sin embargo, “Rechazan” la Constitución del 80. Al final, intentan por el poder que ostentan en el actual parlamento, defender el modelo capitalista neoliberal que los has enriquecido, la xenofobia más anticristiana, el imperio mesiánico del libre mercado y el rol de un Estado al servicio de grandes monopolios. Así pues, el verdadero enemigo de la democracia seguirá reinando desde la Capital con un Estado débil, una economía dependiente y de alta concentración económica, donde, prevalecen grandes conglomerados monopólicos.
¿Querían una propuesta de Constitución que fuera consensuada, es decir, negociada por la dinastía política? ¿o realmente un texto Constitucional que interpretara los intereses del pueblo? ¿Los Constituyentes electos, a cuál tendencia de mayoría política pertenecían? Hay que ser muy ilusos para ignorar que la actual propuesta Constitucional estuviera escrita al supremo gusto de los hermanos de la derecha. En mi criterio, ya tuvieron su Constitución, la cual nos tiene más que sumidos en la actual crisis de todo tipo de orden.
Hagamos memoria. La derecha que respalda el “Rechazo”, una forma de influir en la opinión pública, tiene su campo en el desempeño económico, señalan como máxima que un grupo de profesionales de tres universidades, que las reformas propuestas por la Convención Constitucional cuestan más de 45 mil millones de dólares y que el país, el próximo año tendrá crecimiento Cero (0%).
Así pues, mantengamos las cosas tal como están. Para hacerse cargo de estas teorías hay varias formas de abordar este diagnóstico macroeconómico. Lo primero: Señalar que el empleo y el crecimiento económico están directamente asociados a las inversiones productivas. Ahora estas inversiones fueron menores en los 70ª y 80s que en los 60s: 20% del PIB versus 16%. El balance neto de las reformas neoliberales, al final no fue pro desarrollo, sino más bien “pro especulación” y “pro desigualdad”. Segundo: El crecimiento del PIB per cápita en lo 16 años de dictadura, 1974-1989, el pro medio fue igual a 1,3 %. Mientras que el PIB per cápita del 89 al 2005, el promedio fue igual al 4,1%. En otras palabras, cuando mejora la democracia, por añadidura en forma real mejoran las expectativas del crecimiento.
Las estupideces ideologizadas de estos “destacados profesionales” no tienen límites. Hay quienes no se detienen en analizar y repiten la misma canción. Resulta que en los 75 y 1982, Chile tuvo una crisis económica recesiva. Cuando retornó la tutelada “democracia” los gobiernos democráticos introdujeron reformas macroeconómicas que evitaran desequilibrios en la demanda agregada y los déficits en las cuentas externas. La memoria es frágil cuando se trata de llevar adelante un cambio sustancial en estos asuntos macroeconómicos. Hay decisiones financieras que corresponden al Banco Central y que se derivan de la propia autonomía dotada por la misma Constitución del 80. Además, el actual ministro de Hacienda, Mario Marcel, es la misma persona que el ex presidente Sebastián Piñera, nombró como presidente del Banco Central ¿Qué les parece?
Por cierto, el domingo 4 de septiembre será el día de la verdad. Usted cuando vote por su preferencia, hágalo convencido en su mente y corazón. Sin miedo, sin titubeos y sin que le tiemble la mano. Amigos/as, estamos construyendo otra viga maestra democrática para nuestra República que se haga cargo de los nuevos tiempos que vivimos. Que la vieja y corrupta política no nos convierta en enemigos y el odio, por pensar de manera distinta, nos divida radicalmente entre chilenos/as. Es mi plegaria.
Una última consideración. En la suma de voluntades, aún ganando el Apruebo, no significa que al día siguiente vamos a vivir en las glorias de las primaveras europeas y que nos convertimos en país desarrollado. Lo que sí, es muy cierto, emprendemos un gran desafío, de grandes sacrificios, por supuesto, es un hermoso proceso que tomará su propio tiempo. Nuestros hijos/as, nietos y descendencia, serán los que vivirán en un Chile más justo y de mayor bienestar para todos sus habitantes. En este día del niño, sea mi cariño y amor por ellos y ellas, especial para los más pobres…
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com