marzo 29, 2024
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Oct

El poder curativo de los abrazos (Columna Dr. Franco Lotito C.)

FOTO FRANCO LOTITO OCT. 2020
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)

“A los ojos tristes hay que hacerles menos preguntas y darles más abrazos”.


 

Hace ya algunos años, los investigadores de la conducta humana descubrieron algo verdaderamente extraordinario –y que no todo el mundo parece conocer–, a saber, que cuando se da un abrazo se “produce de manera automática un efecto terapéutico sobre el cuerpo de las personas”.

Es más. Tiffany Field, quien tiene un doctorado en Psicología del Desarrollo y es Directora del Instituto de Investigación del Tacto de la Universidad de Miami, EE.UU., asegura que “el tacto es la madre de todos los sentidos”, en función de todos los efectos beneficiosos que tiene sobre las personas, en tanto que en su libro “Touch”, la Dra. Field sostiene que la sociedad actual “está muy necesitada de contacto físico”, una condición de necesidad, que con la pandemia por coronavirus, se ha exacerbado aún más.

Lo anterior, fue fácil de verificar, ya que en una encuesta a varios cientos de personas, ante la pregunta: “¿Qué tipo de contacto físico extraña más?”, la opción que concitó el mayor número de respuestas fue idéntico en todos los casos: “Los abrazos”.

Por otra parte, un estudio realizado a nivel hospitalario, reveló que el “tacto era el comportamiento no verbal más importante en la labor de enfermería”, especialmente, cuando se trata de pacientes de la tercera edad, ya que, de acuerdo con esta investigación, en “la senectud, la necesidad de contacto físico es más poderosa que nunca, porque es la única experiencia sensorial que les queda a las personas mayores”.

En este sentido, el abrazo representa una de las principales demostraciones de afecto y de cariño que puede dar un ser humano a otro, y este abrazo puede venir de un amigo, de un familiar, de los padres, de la pareja e, incluso, por parte de un extraño. El acto de abrazar tiene múltiples beneficios, tanto a nivel emocional, como así también fisiológico, tal como lo destaca la psicóloga española Mª Dolors Mas. No por nada, existe el Día Mundial del Abrazo, evento que se celebra todos los 21 de enero de cada año.

Hoy, está científicamente probado, que un abrazo nos hace sentir seguros, nos entrega tranquilidad y sosiego, al mismo tiempo que calma la ansiedad que pudiéramos estar experimentando, con un efecto adicional: nuestro cuerpo comienza a producir de manera automática oxitocina, dopamina y serotonina, sustancias que representan a un grupo de hormonas relacionadas con el bienestar personal, el amor y la felicidad.

Gracias a los estudios realizados por intermedio de la Resonancia Magnética Nuclear –una técnica no invasiva que permite obtener imágenes “in vivo” de nuestro cerebro mientras está activo–, se ha observado que cuando un individuo abraza a otra persona, el cerebro libera occitocina, una hormona que disminuye los niveles de cortisol y adrenalina –las hormonas del estrés–, al mismo tiempo que incrementa el nivel de confianza y seguridad de las personas. El efecto es fácil de comprender: al ser abrazada, una persona se siente apoyada y protegida, mejorando el estado de ánimo y favoreciendo nuestra felicidad.

El contacto físico, la afectividad y el acto de acariciar, tal como lo demostró el Dr. René Spitz hacen ya varias décadas con su “Teoría del Apego”, son cruciales en la vida de las personas, ya que, a través de este contacto, los seres humanos se sienten reconocidos, valorados y queridos. Es así, por ejemplo, que un estudio de la Universidad de Duke, EE.UU., que investigó el efecto del contacto físico en bebés, determinó que la ausencia de contacto puede contribuir a la muerte de millones de neuronas en el cerebro del bebé, así como también a una deficiencia en la producción de hormonas del crecimiento. Incluso más: la falta crónica de protección, afectividad y de apego puede conducir a la muerte del bebé, debido a un efecto llamado “depresión anaclítica”.

Por otra parte, la OMS asegura que más de las tres cuartas partes de los bebés que nacen de forma prematura, se reponen totalmente, si reciben el contacto piel con piel por parte de la madre, por cuanto, se ha demostrado, que los abrazos generan una serie de efectos positivos de carácter fisiológico y emocionales en los seres humanos.

Revisemos algunos efectos fisiológicos:

  1. Fortalece el sistema inmunológico: los abrazos y los cariños favorecen la producción de glóbulos blancos, cuya función es defender el organismo y combatir infecciones y enfermedades. Un estudio de 2015, demostró, por ejemplo, que las personas que reciben abrazos diariamente, son menos susceptibles a resfriarse.
  2. Efecto anti-estrés: dado el hecho, que la piel representa el órgano más extenso que cubre nuestro cuerpo y que contiene miles de receptores que le transmiten información a nuestro cerebro, el hecho de sentir una caricia hace que el cuerpo se relaje, libere tensión, bajando el nivel de alerta y disminuyendo el nivel de estrés.
  3. Reduce la presión sanguínea (o presión arterial): cuando una persona es acariciada, la piel activa automáticamente los receptores sensoriales –llamados corpúsculos de Pacini–, los cuales envían señales al nervio vago, responsable de la reducción de la presión arterial.
  4. Actúa contra la depresión: al reducir los niveles de cortisol –u hormona del estrés– se incrementa el nivel de serotonina (encargada de la energía y el buen humor) y de dopamina (que regula la motivación, el deseo y el placer), generando en el cuerpo sensaciones de bienestar y tranquilidad.
  5. Ayuda a rejuvenecer el cuerpo: los abrazos estimulan la oxigenación de los tejidos, condición que prolonga la vida de las células y evita el envejecimiento prematuro de las mismas.

Efectos emocionales:

  1. Al ser abrazado, la persona se siente apoyada y protegida, lo que incrementa la confianza, la autoestima y la seguridad en sí misma.
  2. La liberación de hormonas como la occitocina mejora el estado de ánimo del sujeto y favorece la felicidad.
  3. La sensación de bienestar que se genera como consecuencia de los abrazos, reduce el sentimiento de enfado y de estar enojados.

Digamos, finalmente, que hoy, en tiempos de pandemia y de grandes trastornos emocionales, el abrazo de un ser querido será siempre bienvenido y… sanador.

Comentarios

  • En función de los múltiples descubrimientos relacionados con el acto de abrazar a una persona, hoy ya no cabe duda alguna acerca de los grandes beneficios sanadores que tiene este simple, pero poderoso acto humano.

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