Por FRANCISCA CABELLO
La «ciudad del descanso» es simplemente mi favorita, es por eso que apenas terminé mis labores en Santiago, me vine directo y ya llevo aproximadamente un mes disfrutando de mi combinación perfecta: mar + desierto.
Mis días aquí han consistido en mucha playa, pasear y seguir paseando, pero una de las cosas que, les juro, más me llamó la atención, es que en áreas comunes se escucha música.
Una buena idea para hacer más llevadero el paseo creo yo, pero ¿qué onda las canciones? Onda que en una plaza se escuche los últimos hits de Maluma, J Balvin y Daddy Yankee, no es la mejor opción, ni tampoco el metal quizás, pero música más de la zona, melodías pampinas, algunos acordes de Illapu o algo así, no vendría nada de mal.
No es en el único lugar que lo he escuchado, es como si este género definiera completamente a la primera región, y aunque algunas canciones sí son pegajosas, no creo que el general de la gente quiera caminar por Vivar con Tarapacá al ritmo de «Cuatro Babys».
El cuento es que he escuchado varias opiniones diciendo que aquí la cultura no es apreciada por los habitantes, pero obviamente esto tiene una respuesta.
¿Cómo la cultura va a ser del interés de la gente, si es la misma Municipalidad que fomenta la ignorancia poniéndoles este tipo de género a los ciudadanos? Una cosa es «perrear» hasta abajo en contexto discoteque, pero otra cosa es que se convierta en la banda sonora ideal para ambientar un lugar tan concurrido como el centro.
