Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
Luego de estar atendiendo por largos y extenuantes turnos a pacientes con Covid-19, el personal médico y de enfermería sale de las unidades de urgencias y cuidados intensivos con: síntomas de deshidratación, agotamiento físico, empapados de sudor, con náuseas, cefaleas, mareos, hipoxia leve, con un gran sentimiento de temor y angustia, variables que pueden conducir a un verdadero colapso físico y mental de una persona. Tanto es así, que el Dr. Sebastián Ugarte, médico jefe de la Unidad de Paciente Crítico de la Clínica Indisa –quién se ha convertido en una suerte de referente nacional en relación con la pandemia por coronavirus–, ante la frustración y desesperación del cuerpo médico a causa de los elevados índices de contagio a nivel nacional, no pudo contenerse emocionalmente, al expresar públicamente lo siguiente: “¡Nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, pero por el amor de Dios, ayúdennos a evitar una tragedia mayor!” dirigiéndose a los ciudadanos de nuestro país. El “síndrome de estar quemado”, “desgastado” o de burnout, representa un trastorno grave de salud mental de tipo crónico que puede ser gatillado por una condición de estrés y sobre exigencia laboral que aparece con frecuencia en trabajadores de todo tipo, pero en forma especial, en servicios de tipo asistencial: personal de salud en servicios de urgencia y/o que están relacionados con enfermos en estado crítico. Es así, por ejemplo, que el cuerpo médico, enfermeras y técnicos de la atención primaria de la red de salud pública y privada, reclaman –y con justa razón– estar literalmente “sobreviviendo” cada día a impactantes experiencias emocionales en clínicas y hospitales que están sobre saturados con pacientes contagiados con Covid-19, tales como el miedo a contagiarse –y contagiar a sus respectivas familias–, el temor a cometer errores fatales por exceso de cansancio, frustración por los magros resultados obtenidos en frenar los altos índices de contagios, angustia e inseguridad al estar palpando de muy cerca la muerte de cientos de pacientes que fallecen todos los días por coronavirus. El concepto “burnout” fue acuñado por el Dr. Herbert Freudenberger, psicólogo norteamericano, en su libro “Burnout: el alto costo del alto rendimiento” (Burnout: The High Cost of High Achievement), siendo uno de los primeros en estudiar y describir los síntomas del agotamiento profesional. La definición médica conceptualiza el síndrome de Burnout como el “resultado de un estrés crónico en el trabajo que no se ha podido manejar con éxito”. A raíz de lo anterior, los distintos estudios e investigaciones que se han llevado a cabo, analizan y definen al burnout de dos maneras:
- Como un estado de fatiga crónica, desgaste profesional o frustración que se produce en función de una devoción y entrega a una determinada causa, o bien, como consecuencia de una relación profesional que no produce la recompensa o satisfacción deseada.
- Visto como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir en individuos que realizan diversas labores relacionadas con personas.
Un comentario
Para aquellos que no lo saben: El “síndrome de estar quemado”, “desgastado” o de burnout, existe y es muy real, y representa un trastorno de carácter grave de salud mental de tipo crónico que puede ser producido por una condición de estrés y sobre exigencia laboral que aparece con frecuencia en trabajadores de todo tipo, pero en forma especial, en servicios de tipo asistencial, es decir, personal de salud en servicios de urgencia y/o que están relacionados con enfermos en estado crítico. También se produce en los profesores de enseñanza básica y media, especialmente, cuando no se disponen de los medios e infraestructura necesaria para hacer una buena clase, o bien, cuando en la sala de clases hay alumnos agresivos que no dudan en atacar física o verbalmente a sus profesores.