septiembre 8, 2024
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Jul

¿El tamaño no importa?

Una anécdota reproducida en un artículo publicado en Salon ilustra bien este prejuicio, que afecta incluso a los preparadísimos y sapientísimos astronautas. A la hora de elegir el tamaño de sus receptáculos de orina (que debían encajar con sus penes), la NASA se encontró con que ninguno de ellos elegía el tamaño pequeño o medio, sino que todos seleccionaban el grande, lo que tenía unas devastadores y poco higiénicas consecuencias. La solución fue sencilla. Bastó con cambiar los nombres por “grande”, “gigante” y “descomunal” para que los receptáculos comenzasen a repartirse de forma adecuada.

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¿Lo que les gusta a las mujeres?
El tamaño es uno de los aspectos más controvertidos de la sexualidad masculina, y seguimos guiándonos por nociones desfasadas o que tan sólo son ciertas a medias. Por ejemplo, el pasado año multitud de medios de comunicación reprodujeron los resultados de una investigación realizada por la Universidad Nacional de Australia, en la que se señaló que las mujeres se sentían atraídas por los miembros viriles de mayor tamaño. Obvio, aseguraron muchos de los que jamás habrían elegido el receptáculo de tamaño pequeño.

¿Lo que les gusta a las mujeres?
El tamaño es uno de los aspectos más controvertidos de la sexualidad masculina, y seguimos guiándonos por nociones desfasadas o que tan sólo son ciertas a medias. Por ejemplo, el pasado año multitud de medios de comunicación reprodujeron los resultados de una investigación realizada por la Universidad Nacional de Australia, en la que se señaló que las mujeres se sentían atraídas por los miembros viriles de mayor tamaño. Obvio, aseguraron muchos de los que jamás habrían elegido el receptáculo de tamaño pequeño.

Crea expectativas que nunca se pueden alcanzar
Incluso en el caso de que se posea un miembro de tamaño superior a la media, ello pone en un brete a su dueño, al que muchos le conferirán capacidades sobrenaturales en la cama. Y, sin embargo, la realidad casi nunca se corresponde con ello. Sin embargo, afirma Dickson, con los micropenes ocurre lo contrario: que sus dueños lo han tenido tan difícil y sus parejas se sienten al principio tan decepcionadas que, por lo general, la experiencia resulta mucho más satisfactoria de lo que se esperaba.

Hay vida después de la penetración
En teoría, uno de los atractivos de un gran miembro es, más allá del presunto placer visual, su capacidad para funcionar de forma más efectiva en el sexo vaginal. Pero los autores recuerdan que esta es una visión limitada de la sexualidad. Al fin y al cabo, como muestra un estudio, sólo el 25% de las mujeres suelen alcanzar habitualmente orgasmos vaginales, algo en lo que no influye el número de centímetros de las herramientas de sus amantes. Ello provoca que haya un gran número de situaciones en las que, efectivamente, el tamaño no es tan importante.

Puede ser doloroso
La penetración es mucho más difícil con un pene de mayor tamaño, además de ocasionar otra clase de problemas adyacentes (encontrar preservativos del tamaño indicado, por ejemplo). Además, en el caso de que no se esté habituado a ello, puede llegar a doler, advierte Dickson, que relata una de sus primeras experiencias sexuales con un POUS (acrónimo de penis of unusual size, es decir, “pene de tamaño inusual”). Finalmente, la experiencia fue decepcionante ya que ni siquiera pudo llegar a realizar el acto sexual.

Si sólo te gustan grandes, te pierdes muchas cosas
Según un estudio de la Asociación Española de Andrología, el tamaño medio del pene en erección del hombre es de 13,58 centímetros, con un diámetro de 3,82. El 80% de la población se encuentra en un rango de entre 10 y 16 centímetros. ¿Conclusión lógica? Que te tendrás que conformar con un porcentaje de la población del sexo contrario muy inferior al del 20%. Como señala una investigación citada en el artículo, no son los penes pequeños los que causen la frustración sexual de por sí, sino la opinión que hombres y mujeres tienen sobre los mismos. O, en otras palabras, acabar con el mito nos haría estar mucho más satisfechos con nuestra vida sexual.

Fuente:Informe 21

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