ANDRES VILANOVA
Chile es un buen alumno que superó a sus vecinos en la aplicación de neoliberalismo, que nos coloca con una economía sólida, pero con una inequidad abismante. Pero junto a eso, Chile lindo y querido no ha podido liberarse de las cadenas del conservadurismo, hemos sido casi los últimos en aprobar una ley de divorcio, reconocer las parejas del mismo sexo y ahora el aborto, cosa superada en algunos países en los años 70, es decir hace cuarenta años.
¿Somos la reserva moral del mundo? Sí, los medios extranjeros nos muestran así, especialmente ahora con la información de proyecto de aborto terapéutico, donde los curas se arrogan un tema, los políticos opinan y la UDI pontifica con eslóganes.
Pero le han preguntado a la mujer de a pie, a esa que trabaja día a día y se reconoce como libre de hacer lo que estime conveniente. El aborto es un tema que está en manos de los hombres, de los curas y de los políticos.
No es justo disponer del cuerpo de la mujer, se necesita libertad para elegir y respetar los derechos de todas las mujeres qué hacer con su cuerpo.
Las redes sociales arden con el tema y dan su favor al proyecto, mientras los cartuchones arrugan la nariz y hablan de próvida, cuando en un momento difícil de nuestro país dieron vuelta la cara con los abusos a los derechos humanos, donde se asesinaba sin piedad.