Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
Cuando una persona investiga de dónde proviene el concepto “narcisismo”, nos encontramos con una interesante historia de la mitología griega, cuyo protagonista es un joven llamado Narciso, quien tenía una apariencia muy bella, hermosa y llamativa, al punto, que tanto hombres como mujeres quedaban, simplemente, prendados y enamorados de este hermoso joven. Pero éste, en una actitud altanera, engreída y poco empática, los rechazaba a todos. Como castigo por la forma cruel en que Narciso trató –y rechazó– a la hermosa ninfa Eco, quien le había declarado su amor, Némesis, la diosa griega de la Justicia, hizo que Narciso se enamorara locamente de su propia imagen, la que se reflejaba en una fuente, situación que lo indujo a arrojarse a las aguas para poder estar con esa imagen y morir ahogado.
El psicoanalista y psicoterapeuta de origen francés, Jean-Charles Bouchoux, en su libro “Los perversos narcisistas” califica a este tipo de personas como individuos egoístas y expertos manipuladores que presentan graves dificultades para reconocer los deseos y sentimientos de los demás, quienes –mostrando una falta total de empatía– parten del falso supuesto que los otros están totalmente interesados y preocupados por su bienestar, a tal punto, que estos individuos no logran darse cuenta que las demás personas también tienen sentimientos y necesidades. Según este experto, los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad –por el hecho de considerarse mucho mejor que los demás– pueden llegar a ser muy crueles y no mostrar ningún tipo de escrúpulos en su trato con las demás personas, utilizándolas para alimentar y fortalecer su personalidad.
Ahora bien, de acuerdo con el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” (DSM–V) la principal característica del Trastorno Narcisista de la Personalidad es un patrón general de “grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía” hacia los demás, un trastorno que comienza al inicio de la edad adulta y que se da en diversos aspectos de la vida de estos individuos.
Las personas afectadas por este trastorno en salud mental, presentan un enorme sentido de su auto-importancia, siendo algo habitual en ellos el hecho de sobrevalorar sus capacidades y mostrar una tendencia a exagerar de sobremanera sus cualidades personales y sus conocimientos, en función de lo cual, dan la impresión de ser sujetos presuntuosos y jactanciosos, al mismo tiempo que esperan que los otros les otorguen un valor exagerado a los actos que realizan para, a continuación, sentirse muy sorprendidos y frustrados cuando no reciben las alabanzas y halagos que ellos esperan –y que están convencidos– que se merecen.
Paralelamente a la sobrevaloración de sus logros personales, los individuos afectados por el trastorno narcisista, hacen una infravaloración –y devaluación– de las contribuciones que hacen las otras personas de su entorno inmediato.
A menudo se advierte en estos sujetos una preocupación por fantasías de éxito ilimitado, brillantez, gran poder, belleza, o bien, de historias de grandes amores imaginarios. Mantienen la creencia que son personas superiores, especiales y/o únicas, y esperan que la gente las reconozcan como tales, demandando una admiración excesiva por parte de los demás. Estos individuos piensan que sólo pueden relacionarse –o ser comprendidos– únicamente por otras personas que ellos consideren “especiales”, de alto status y que sean únicas y/o muy talentosas.
Dado el hecho que tienen una frágil autoestima, si no reciben el trato especial que creen merecer, esa indiferencia los confunde y los pone muy furiosos como consecuencia de su constante necesidad de admiración y atención, ya que esperan que su llegada sea recibida con bombos y platillos y con grandes expresiones de júbilo. La vulnerabilidad de su autoestima los hace muy sensibles al “ultraje” que significa ser criticados por parte de terceros, o bien, de sentirse muy frustrados y enojados, si sus deseos no son cumplidos.
De acuerdo con el DSM-V, la sintomatología –o criterios de diagnóstico– que caracterizan al Trastorno Narcisista de la Personalidad son los siguientes:
- Estas personas poseen un grandioso sentido de la auto-importancia, condición que los lleva a exagerar sus logros y capacidades, esperando ser reconocidos como “sujetos superiores”, sin que tengan –ni que tampoco muestren– logros que puedan avalar esa condición de superioridad.
- Están preocupados con fantasías de éxito ilimitado, de poder y brillantez.
- Están convencidos de ser sujetos “especiales y únicos” y que sólo pueden ser comprendidos por otras personas con iguales características y/o de alto estatus.
- Utilizan su apariencia física en forma permanente con la finalidad de llamar la atención sobre su persona, exigiendo admiración excesiva.
- Son muy pretenciosos y proclives a la dramatización, teatralidad y a una exagerada expresión de tipo emocional, esperando recibir un trato especial y que sus deseos se cumplan de forma automática e inmediata.
- Son individuos que adolecen de falta de empatía, siendo incapaces de reconocer los sentimientos y/o necesidades de las demás personas.
- Envidian a los demás, o bien, están convencidos que todos los demás los envidian a ellos.
- Muestran conductas arrogantes y/o soberbias.
Digamos finalmente, que dada la tendencia que muestran las personas afectadas por el trastorno de personalidad narcisista a ser desdeñosas y altaneras con los demás, así como también a hablar constantemente de sus propias necesidades e intereses sin mostrar ninguna capacidad para escuchar con atención a quienes están en su entorno cercano, aquellas personas que se relacionan con este tipo de individuos terminan por desarrollar un fuerte sentido de rechazo, disgusto, frialdad emocional y una falta de interés hacia estos sujetos, algo que muy pronto se hace recíproco.
Dr. Franco Lotito C.
El trastorno narcisista de personalidad puede generar reacciones muy desagradables en las personas que se topan con uno de estos sujetos, debido a la soberbia y altanería con la que tratan a los demás, al estar convencidos que ellos son los sujetos más «grandiosos», «bellos» y «únicos» que han pisado la Tierra.