
La idea de conectar el puerto de Santos, en Brasil, con el puerto de Iquique, en Chile, ha sido un sueño largamente acariciado por líderes visionarios como el exalcalde de Iquique y actual senador Jorge Soria Quiroga. Aunque el trazado definitivo del tren bioceánico optó por atravesar Perú, este megaproyecto sigue siendo un símbolo de integración sudamericana, uniendo los océanos Atlántico y Pacífico a través de una moderna red ferroviaria.
El tren bioceánico, oficialmente conocido como el Corredor Ferroviario Bioceánico Central, nació como una iniciativa estratégica en 2013, impulsada por Bolivia y respaldada por China. Inspirado en proyectos como el Ferrocarril Transiberiano, busca revolucionar el comercio en Sudamérica, conectando Brasil, Bolivia y Perú mediante una vía férrea de más de 3,755 kilómetros.
COSTO
El costo estimado del proyecto asciende a 10 mil millones de dólares, con una significativa inversión liderada por Cosco Shipping Ports, una empresa china. Este financiamiento no solo cubre la construcción de la infraestructura ferroviaria, sino también la integración logística con el megapuerto de Chancay, en Perú.
El tren bioceánico comenzará en el puerto de Santos, Brasil, ingresará a Bolivia por Puerto Suárez y atravesará municipios como Montero y Bulo Bulo. En Perú, conectará con el megapuerto de Chancay, pasando por regiones estratégicas como Pucallpa y Ucayali. Esta ruta optimizará el transporte de mercancías, reduciendo costos y tiempos logísticos.
Construcción
Aunque los plazos exactos dependen de estudios técnicos y acuerdos internacionales, se estima que la construcción podría tomar entre 10 y 15 años, considerando los desafíos geográficos y la necesidad de infraestructura complementaria.
El megapuerto de Chancay, pieza clave del proyecto, inicio operaciones a finales del 2024. Su integración con el tren bioceánico permitirá consolidar a nuestros vecinos, Perú, como un centro logístico regional, facilitando el comercio entre Sudamérica y Asia.