El subdirector de Conadi Norte, Eleodoro Moscoso, compartió emotivas palabras para la familia Amaro Moyo, quienes hace un tiempo sufrieron la partida del fundador del proyecto Honorio Amaro, a su vez, felicitó a la esposa de don Honorio y su hijo, quienes decidieron seguir con el proyecto.
La autoridad regional añadió que “Amaro Moyo es una familia muy sacrificada y destacan como ejemplo en la región donde están sus hijos y la siguiente generación aquí presentes trabajando, proyectando lo que él siempre deseo, es muy importante porque la agricultura es una herencia de nuestros antepasados, manual y artesanalmente; pero hoy día, tenemos la capacidad y la posibilidad de adaptarnos a la tecnología, sin perder lo cultural, agradeciendo siempre a la Pachamama, el Tata Inti, ceremonias y rituales, agradeciendo a su ves a todos quienes hacemos patria y soberanía”.
El invernadero de ¼ de hectárea aplica la técnica de regadío con el principio básico de maximizar el recurso hídrico, utilizando el sistema de goteo con los nutrientes que cada planta necesita. Mediante una vía subterránea a 90 metros que succiona el agua gracias a un sistema fotovoltaico, que fomenta el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos naturales. Los pimentones son de clase Ural y son los primeros de esta especie cosechados en la zona, ampliando la variedad de productos ofrecidos al mercado. La inversión de Conadi fue de $24.754.000 de pesos.
PIONEROS
El encargado de Tierras y Aguas de Conadi, Juan Carlos Araya, explicó que el beneficio de los ambientes controlados radica en que el riego es especializado disminuyendo el uso del recurso hídrico y aumentando la producción significativamente. “Las plantas en invernadero pueden producir durante una mayor cantidad de meses, que estando en la intemperie, por lo tanto, eso permite que en menor extensión de terreno y con menor cantidad de agua, se pueda sembrar mucho más, generando una mejor condición económica para el agricultor”.
El agricultor y actual beneficiario Rodrigo Amaro Moyo, oriundo del pueblo de Quebes, explicó que “el temor estaba en que se murieran las plantas, llegaron muy pequeñas desde Arica, fuimos experimentando y en el camino murieron muchas debido a la calidad del suelo, el agua, las temperaturas extremas. Esas condiciones son las que fuimos controlando, ahora la planta ya se enraizó y estamos en la etapa de selección del fruto, siendo la primera siembra de sistema tecnificado”.
Sobre la inauguración del invernadero, Ximena Moyo Gómez, agricultora y tejedora Aymara, manifestó que “estoy muy orgullosa de las autoridades y nosotros, la familia que pusimos el hombro. Siento que se valora nuestro trabajo como agricultores que comenzó en 1989. Gracias a esta inversión ahora podrán trabajar nuestros hijos”.
En su calidad Aymara, la señora Ximena, dijo que “yo entiendo a la plata, sé lo que necesitan y hablo con ellas, tal como me enseñaron mis antepasados. Yo heredé eso de ser cariñosa, porque mi esposo y yo fuimos muy pobres y no tengo grandes cosas, pero crie bien a mis hijos, ser sencillos, ser social, el respeto, con plata o sin plata ser la misma persona y estar orgullosos de ser Aymaras. Yo enseño mi lengua para que no se pierda y estoy muy agradecida de la vida. Todo esto fue gracias al trabajo de mi esposo y se que estará presente siempre en la parcela”.
Por último, el subdirector Eleodoro Moscoso agregó que “me parece que este invernadero es una innovación de primer nivel, hacer agricultura en el desierto conlleva un gran desafío e innovar aún más. Esto es algo nuevo para la zona, una plantación de pimentones con sistema tecnológico marca un precedente. Además, quiero resaltar que aquí ha funcionado bien la asociatividad, la Corporación de Desarrollo Indígena tiene un rol fundamental en el apoyo, en los emprendimientos y trabaja con el objetivo de mejorar la calidad de vida de nuestra Sociedad Civil Indígena”.